Kaelin
Jaxon se puso de pie con piernas inestables, mirándome como si nunca me hubiera visto antes. La sangre goteaba de las heridas y cortes que mis colmillos y garras habían dejado en su cuerpo. La multitud se había quedado en silencio, todos los ojos estaban sobre nosotros, asombrados por nuestro poder. Mi loba y yo nos deleitábamos en su atención.
Le di a Jaxon una risa burlona, y él me gruñó de vuelta, corriendo hacia mí con todo lo que tenía. En lugar de esquivar, también corrí hacia él. Vi en sus ojos la intención de matar. Si tuviera la oportunidad, me acabaría ahora. Afortunadamente para mí, no tenía intención de darle esa oportunidad.
En el momento en que habríamos chocado, usé mi tamaño a mi ventaja, metiendo mi hocico bajo su cuerpo y lanzando mi cabeza hacia arriba, arrojan
