Melissa se estaba incorporando en la cama, un descuido mínimo fué suficiente para que Damien se tirara por el arma dando inicio a una pelea. El le sujeto la mano pero ella lo golpeó en el rostro con el codo.
Ambos cayeron al suelo y Melissa soltó el arma quedando lejos de ella. Damien la tomó del pelo pero no por mucho tiempo pues ella le picó los ojos.
—¡Perra! — Gritó Damien.
Melissa iba arrastrandose para volver a tomar el arma cuando Damien la jaló de los pies y se colocó encima de ella para luego sujetarle las manos por encima de la cabeza. Para su sorpresa el comenzó a besarla y ella le respondió.
Damien estaba siendo rudo, le presionaba fuerte las muñecas para infringir dolor. Increíblemente eso a Melissa la excitaba y no dejaba de parecerle una situación irreal y retorcida. Él comenzó a rasgarle la ropa, la dejó con el dorso desnudo y lamia su senos con ansias.
—Eres una maldita... — le reprochaba
—Y tú un psicópata criminal. — jadeaba Melissa
—Te voy a follar tan duro, que tus malditos gritos serán escuchados en la sucia agencia para la que trabajas.— Damien mordió uno de sus pezones y ella Gritó.
Él pasaba su lengua por todos lados, se detuvo en su cuello y comenzó a dejarle marcas rojas enormes.
—Damien...
—Me engañaste, pero te haré pagar...
Él, con esfuerzo le bajó el pantalón y luego liberó su ereccion. La restregó por todo el largo de su feminidad que estaba muy mojada. La torturaba con su juego, se presionaba contra la entrada pero no avanzaba. Ella se retorcía, estaba muy caliente.
—Mátame ahora... — pedía Melissa.
—No, no lo haré. Primero pagarás.
Melissa se soltó de su agarre y lo tomó del pelo, unió sus bocas en un beso que no daba cabida a dudas, ella lo deseaba. Damien se hundió en ella de una sola estocada y comenzó a embestirla con fuerza.
Sus cuerpos chocaban y sus labios se devoraban mutuamente. Melissa comenzó a temblar cuando el orgasmo la invadió, él aumentó aún mas el ritmo y la abofeteó, eso hizo que ella se excitara cada vez mas así que clavó las uñas en sus hombros dejandolo con muchos rasguños.
—Damien... — Melissa gemía cada vez más, no le importaba ser escuchada.
—Eres mía, joder... — el volvió a tomarla del cuello y apretó mientras se derramaba en el interior de ella.
Sus caderas seguían embistiendo el interior apretado, sintiendo los espasmos del climax, el s***n caliente llenandola por completo.
—Ahhhh— Melissa tenía la visión nublada de tanto placer.
Él se dejó caer sobre ella, su respiración agitada por lo que acababa de ocurrir. Había sido el mejor s**o intenso para ambos.
Permanecieron un rato en esa misma posición, en completo silencio, ninguno decia nada hasta que Damien sé levantó, tomó el arma y vacío el cartucho.
Melissa suspiró, ahora estaba a merced de él, si iba a morir al menos lo haría bien follada. Ella se levantó y se sentó en la cama. No le importó su desnudez, y a él tampoco.
—¿Desde cuando lo sabías? – preguntó ella rompiendo el silencio.
—Lo supe hoy, estaba leyendo tu expediente cuando comenzó el ataque. Aunque no había llegado a la parte donde decía Agente especial antidrogas. Sin embargo, cuando te vi disparar...
—Me expuse.
—No, yo ya sospechaba de tí. Eras un poco extraña y te vi saliendo de mi despacho. Decidí mantenerte cerca de mí hasta saber quien eras realmente y por eso te invite a venir.
—¿Y ahora qué? ¿Vas a matarme?
—No lo sé... Agente! ¿Por qué me salvaste? Debiste dejarme morir.—El tono de molestia fue evidente.
—No lo sé — respondió ella.
—Se creen muy inteligentes pero no supieron borrar tus huellas, ahora estás aquí sola y a mi merced.
—Mi superior sabe que estoy aquí.
Damien sonrió — eso es imposible, no trates de engañarme. Deja de creer que soy idiota.
—Si eres idiota.
—Tienes razón, ¿sabes por qué? Porque al principio lograste engañarme, te metiste en mi cama e hiciste que quisiera follarte sin parar.
—Damien... — Melissa sentía algo extraño en su pecho, un sentimiento que no descifraba
— ¡Cállate! — levantó la voz.
—Tú querías meterme en tu cama Damien, fuiste tú quien me buscó. No lo olvides.— Melissa también levantó un poco la voz.
Él la miró, ella realmente le gustaba pero se sentía traicionado. Era una maldita agente que quería llevarlo a prisión, aunque lo había salvado de morir, eso lo confundía.
—Acabaré con Lucien y luego veré que hacer contigo, agente Brooks.
—¿Por qué quieres matar a tu padre?
Damien vió algo en la investigación, pero no sabía si revelarlo o no.
—Hay algo que nos une a tí y a mí, agente Brooks...
Melissa lo miró con intriga ¿qué podría unirlos?
—.... Ambos perdimos a nuestra madre en manos de Lucien Knapp.
El rostro de Melissa cambió por completo ante aquello ¿qué significaba? Damien tomó su ropa y salió de la habitación dejandola sola con la confusión.
—No... Damien espera... — comenzó a gritar ella pero era tarde, la habían encerrado en la habitación — ¡Damien!
Según el expediente de sus padres, ellos habían muerto por ordenes de un hombre llamado Kyle Blanchett ¿qué tenía que ver Lucien Knapp? Nunca fue mencionado en aquella investigación.
Necesitaba respuestas y Damien se las daría, él sabía algo ¿o tal vez dijo eso para lastimarla? Su cabeza estaba hecha un lío.
Habían pasado tres días, Melissa seguía encerrada y por más que gritaba para que Damien fuera a verla, no lo logró.
Él la escuchaba y tenía ganas de ir a follarla para hacerla callar, pero se resistía. Ella lo estaba volviendo loco. Damien estaba sufriendo por el engaño, además estaba buscando la forma de atacar a Lucien. No era fácil.
Melissa también sufría, no solo por estar encerrada, de alguna forma se había encariñado con Damien y lo extrañaba. Aunque eso iba en contra de su profesión. Tendría que salir de ahí, no podía seguir esperando.