Abril Joseph se quedó toda la mañana conmigo, supongo, porque cuando desperté seguía a mi lado, velando mi sueño. Yo me sentía bastante mejor, por lo menos creo no haber tenido pesadillas, no que recordara y eso era bueno. Hacía mucho tiempo que no dormía tan bien. ―¿Te sientes mejor? ―me preguntó con dulzura. ―Sí ―contesté―, lamento mucho la escenita de la mañana. ―No lo sientas, está bien, has pasado muchas cosas en estos días, princesa, colapsaste, es normal, pero todo estará mejor de ahora en adelante. ―¿Él está muy enojado? ―No, en lo absoluto. ―¿Qué va a pasarme ahora? ―Nada, todo estará tranquilo, te podrías ir, pero no creo que sea bueno que te marches de esta casa. ―No quiero hacerlo tampoco, no tendría donde ir. Él me miró interrogante. ―Estaba debiendo el ar

