Amaranta caminaba por los grandes jardines mirando el verde del campo, era hermosa la vista de los robles, en contrastes con las delicadas flores.
Llegó a las caballerizas y miró a todos los caballos.
— ¿La señora desea un caballo? — Una vos ronca y varonil la sacó de sus cavilaciones.
— ¡Eh! Si, por favor, pero que no sea muy rebelde, no soy experta en caballos.
— Mi nombre es Mario Luis, pero puede decirme cómo deseé.
— Bien Mario Luis, mi nombre es Amaranta Cristea Pierre D'Alessio, puedes decirme AmiCris, o como desees. ¡Ah! y por favor nada de señora.
— Pero usted es la señora, la patrona.
— No Mario Luis, no soy nada de eso, mi estadía aquí es temporal. — Mario Luis la miró algo extrañado
— Bueno como sea, venga tengo al caballo que será muy bueno con usted. — Respondió y fue por el caballo mas tranquilo.
— Por favor, no quiero pasar sustos. — Caminaron y rieron muy animadamente, Mario Luis preparó el caballo mientras Amaranta esperaba.
— Muy bien, aquí está, tiene el nombre de rayo, pero de veloz no tiene nada.
Rieron mientras Amaranta pasaba su mano por la cabeza del caballo.
— Hola bonito, tú serás mi amigo y pasearemos juntos y me harás compañía estos meses que estaré aquí. — Miró al Mario Luis y pidió — Por favor ayúdame a subir es, muy alto.
Mario Luis sujetó la cintura de Amaranta para ayudarla a montar en el caballo, dio las riendas y pasó su mano por el cuello del animal.
— Te portas bien rayo, que en tu lomo llevas a tu dueña.
Amaranta salió a cabalgar sin rumbo, miraba el paisaje mientras que de su cabeza no salía la imagen de Salvatore.
— ¡Aaah! Es un arrogante. ¨ ¿por qué cambió tanto? Es un prepotente.
"Pero ese prepotente te dejó con muy malos pensamiento" Su conciencia le cuestionaba y le contradecía.
" Arrogante, prepotente pero muy en el fondo te gusta y te atrae tanto"
— Pero que carajos estoy pensando, no puedo olvidar que esto es un matrimonio por contrato, además el tiene a ese amor sagrado.
Siguió su paseo sin medir tiempo ni distancia.
Por otro lado Salvatore, salió del baño envolvió una toalla en la cintura, sirvió una copa de vino y salió a la terraza justo en el momento en que Mario Luis sujetó la cintura de Amaranta, para ayudarla a subir al caballo,
Justo en ese momento bebió todo el contenido de su copa, apretó los dientes y lanzó la copa.
— Te haré pagar Amaranta, te borraré esa sonrisa que siempre tienes con todo el mundo.
El sonido de los golpes de la puerta lo sacaron de sus amargos pensamientos.
— ¡Adelante! — Ordenó con tono soberbio.
Chemo hizo acto de presencia en la habitación de él.
— Joven Salvatore, yo...
Salvatore lo miró extrañado por su formalismo al hablarle.
— Chemo. ¿Acaso soy un extraño?.
Chemo lo miró y respondió.
— Como ahora el señor está casado, no sea que necesite formalismo de ahora en adelante.
Salvatore miró y se acercó a él, puso la mano en su hombro y le hablo.
— Chemo, jamás dejé de ser Salvatore para ti, tú y Carmen son como unos padres para mí, no veo el por qué ahora que estoy casado las cosas cambien.
— Bueno, si las cosas siguen igual, entonces ya ¿Puedo preguntar algo?
Salvatore lo miró como queriendo adivinar lo que le preguntaría.
— Dime Chemo. ¿ Que es lo que deseas saber?
— Tu matrimonio mi niño, es extraño verte casado si nunca trajiste una mujer y presentarla como tal, esa Alice Brawn..
— Alice Brawn no es importante en mi vida y ella lo sabe, es una especie de amigos con derecho a revolcón.
Chemo sonrió haciendo gesto de negación, y preguntó algo que a Salvatore no encontró respuesta.
— ¿Y la nueva señora De la Rosa.?
Salvatore lo miró y un silencio se hizo mirando en dirección por donde se fue Amaranta.
Salvatore suspiró profundo y miró a Chemo.
— Chemo, jamás esa mujer será una auténtica De la Rosa, ella y yo tenemos un trato, y solo tu y nadie más lo puede saber, nadie Chemo.
— Sabes que siempre guardé tus secretos mi niño, recuerdo que llegaste de Hawái muy feliz diciéndome que encontraste al amor de tu vida, y ahora vienes con esto.
Salvatore lo miró y un pensamiento pasó por la mente de Chemo.
— ¡Hijo! No seas cruel, ella no tiene la culpa, ese es un problema de tu madre y su madre, no lastimes ese corazón puro.
— Lo siento mucho Chemo, pero no puedo detener al destino que le espera conmigo.
— Solo espero, no te arrepientas después. — Le dijo Chemo apretando suavemente su brazo.
Salvatore lo miró por un momento y recordó las mismas palabras de jisso.
"Espero no te arrepientas"
Las horas pasaron, Amaranta no regresaba, y quien de pronto llegó fue Rómulo y Danielle, junto a la pequeña Rous.
— ¿Mi abuelo está aquí? ¿Por qué nadie me dijo?
Interrogó algo alterado Salvatore, no esperaba que su abuelo llegara, no solo por unos días si no por estadía indefinida.
— No avisó señor, solo llegó sin anunciar.
Salvatore salió a recibir a Rómulo y a su familia.
— Abuelo, por qué no me avisaste y te hubiera mandado por ti al aeropuerto.
— Quise darte una sorpresa mi nieto, vengo a pasar unos días aquí.
— Que bueno abuelo, y ¿Mis padres no vendrán, verdad?
— Después de que dejen algunos asuntos concluidos nos alcanzan.
Salvatore hizo un gesto de sonrisa.
— ¿Te pasa algo Salvatore? — Preguntó Rómulo al verlo con actitud extraña.
— Abuelo, Danielle, está por llegar alguien a quien deseo presentarles.
— ¿Te has casado tío Salvatore?
Rómulo y Danielle se miraron y luego a Salvatore.
— ¿Por qué preguntas eso? Mi enana.
— Por la sortija en tu dedo, eso es de casado.
Salvatore se miró la mano, y luego a sus abuelos.
— Esa es la persona que les presentaré luego, mi esposa anda dando un paseo por los alrededores.
Rómulo lo miró achicó sus ojos, caminó al rededor del salón, y pregunta a Salvatore, más bien pide una explicación del por que una boda así
— Hijo, yo sé que ya eres un hombre que toma sus propias decisiones. ¿Pero una boda así, tan de repente? Me parece extraño, nunca nos presentaste una novia, y de una ya tienes esposa
— Abuelo...
— Sabes que nunca necesité de una alianza comercial y obligarte a casar con una mujer que no conozcas y mucho menos que no ames.
— Lo se, abuelo, y agradezco que siempre respetaste mi decisión, pero yo estoy muy, más bien mi mujer y yo estamos muy enamorados.
— Me alegra hijo, me alegra saber que tu matrimonio es por amor, y si ya quiero conocer a mi nieta.
Salvatore miró la hora y Amaranta sin no llegaba.
El cielo empezaba a nublarse, y ya casi entraba la noche, Salvatore fue a las caballerizas ensilló un caballo y salió en busca de Amaranta.
Cabalgó por mucho, sin encontrarla.
— ¡AmiCris! ¡Amaranta! Los gritos no llegaban a oídos de ella, de pronto vio al caballo pastando bajo la torrencial lluvia, Salvatore sintió un estrujón en su corazón.
Bajó corriendo ató el caballo y la vio, Amaranta inconsciente en el suelo y nuevamente con el rostro lleno de sangre.
— ¡Amaranta! AmiCris. ¿Qué te sucedió cariño?
La tomó en brazos la llevó hasta subirla con dificultad al caballo, subió el también y fue de regreso a la villa.
— ¡Mario Luis! Ayúdame.
Mario Luis corrió a ayudar a Salvatore cogiendo a Amaranta en brazos.
— AmiCris, que te sucedió. — Susurró, cosa que a Salvatore le desagradó muy en su interior.
— Para ti, la señora Amaranta, no se te olvide.
— Lo siento patrón, pero es que ella me permitió llamarla así.
Salvatore lo fulminó con la mirada.
— No quiero repetir lo nueva mente.
— Si señor, disculpe
Salvatore corrió con Amaranta en brazos al interior de la villa.
— ¡Carmen! Prepara algo caliente para mi esposa, Chemo llama al médico. ¡Pronto¡
Todos hicieron lo que tenían que hacer mientras Carmen preparaba el baño caliente para tratar de calentar a Amaranta.
— Listo mi niño, tienes que meterte con ella para que le ayudes a dar calor y quítale esa ropa pronto.
Salvatore quedó perplejo ante las palabras de Carmen. ¿ Acaso el destino quería meterle por los ojos a esa niña consentida de papi?
— Sal. ¿Me estás escuchando?
— Nana, no puedo quitar su ropa.
— Eres su esposo, tienes que hacerlo.
Ordenó Carmen y salió del baño, Salvatore tragó el nudo en su garganta, y empezó a quitar las prendas de Amaranta, una a una, dejándola en ropa interior.
La miró fijamente, era hermosa deseó acariciar cada centímetro de su piel, quitó su ropa la tomó en brazos para luego sumergirse en la tina de agua caliente con ella, mientras limpiaba su herida en la frente.
— Estarás bien mi bonita, estarás bien. — Pronunció en un susurro.
" Dios. ¿ Que me está pasando con esta mujer? Este no era mi plan, protegerla, cuidarla, la idea era hacerla sufrir."
Sus pensamientos eran un caos.
Así pasó hasta que Amaranta poco a poco fue reaccionando, abrió los ojos sintiendo un fuerte dolor de cabeza, se llevó las manos a su frente.
— ¡Auch! ¿ Que me sucedió? ¿Por qué estás aquí y así conmigo? ¡Sal de aquí Salvatore! Estoy desnuda y estás aquí conmigo, eres un abusador, esto no está en el trato.
Salvatore sintió coraje al escuchar sus palabras, apretó sus dientes y respondió.
— El trato no era cuidarte y aún así lo estoy haciendo, eres una mal agradecida.
Amaranta trató de salir pero un ligero mareo producto del golpe, no se lo permitió.
— Ves, por eso estoy aquí contigo, o prefieres que llame a Mario Luis.
Amaranta lo miró y frunció el ceño.
— ¿ Que estás diciendo?
— Lo que escuchaste, y por cierto, tendremos que compartir habitación, mi abuelo y su esposa están aquí.
Amaranta abrió los ojos por lo que escuchaba.
— ¿ Que estás diciendo.? — Repitió.
— Lo que estás escuchando — Volvió a decir Salvatore.