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1319 Palabras
Después de esta horrible noche que le había causado pesadillas, Zyra había decidido mudarse a la antigua casa de sus padres. Soltero. Sabía que la casa ya no era nueva pero estaba convencida de que con un poco de limpieza podría devolverle su alma. No sabía cómo terminó la noche de ayer, aún podía escuchar los gritos de la gente corriendo detrás de ella para escapar de la espantosa ceremonia. Probablemente alguien había perdido la vida. - Buenos dias ! Gritó una voz femenina detrás de ella. Zyra dejó sus cosas en el porche y se enfrentó a una mujer joven, toda sonrisas con una canasta de mimbre en sus manos. - Buenos dias... Subió los escalones con una mano extendida hacia ella. - ¿Soy Elsa y tú? - Zyra encantada. La joven de cabello rubio parecía tan tímida como ella. - Vivo en la puerta de al lado, ¿eres nuevo? Finalmente, quiero decir que esta es la primera vez que te traigo aquí. Zyra invitó a su vecina a entrar con una mano. - Viví aquí hace cinco años, mis padres murieron y tuve que irme. Cuando llegó a casa, la joven sonrió débilmente. - Siento haber revuelto el pasado. Yo ... - Oh no, está bien, no te preocupes. Zyra aseguró, acercando una silla para invitarla a sentarse. Zyra calentó un poco de agua para ofrecerle un poco de té y regresó con ella. - ¿Entonces llevas aquí mucho tiempo? Zyra cuestionó tomando asiento a su lado. - Desde que los vampiros se apoderaron del centro de Chicago. Zyra vio en ella una forma de aprender más, acercó su silla a la de él. - ¿Sabes lo que pasó ayer? Preguntó mordiéndose el labio. Elsa negó con la cabeza. - No, pero un hombre murió, eso es todo lo que sé. Hizo una pausa para recuperar el aliento como si se estuviera quedando sin aire. - El Señor ha drenado su sangre. Zyra no pudo reprimir su miedo y se puso de pie para apagar el fuego y verter el agua en las tazas con una mano temblorosa. Sin embargo, estaba acostumbrada a escuchar este tipo de cosas, pero el hecho de haberlo tal vez sin saberlo ante este horrible espectáculo la petrificó de miedo. - Eso es horrible, pobre hombre. Zyra susurró, dejando las dos tazas. - No es así como debería haber sucedido, escuché que hubo un problema durante la ceremonia. Zyra miró hacia arriba. - Verdaderamente ? Que sabes - Nada más lamentablemente. Murmuró Elsa perdida en sus pensamientos. Zyra estaba decepcionada, quería aprender más. - Sabes más de ellos que yo, por favor háblame, ¿qué sabes de ellos? Ella frunció el ceño con incredulidad. - Pareces ignorar todo sobre ellos, ¿cómo es posible? Zyra se mordió el interior de la mejilla y miró su taza. - Bueno, no salgo mucho, evito las multitudes ya que nos invadieron. Elsa asintió en silencio. - Si quieres que empiece con las malas noticias, no se puede matar a los vampiros. Sintió que la desesperación invadía su cuerpo, no fue una gran sorpresa para ella. - Excepto por los cianos. La esperanza reemplazó su desesperación, Zyra lo miró con ojos brillantes. - Es verdad ! ¿Dónde están los cianos? Elsa la miró con expresión desesperada. - Los Cyan son los vampiros más grandes, el vampiro que se despertó es un Cyan. Elsa explicó con una voz apenas tranquila. - Oh... Zyra no pudo decir más, muchas cosas le parecían más claras ahora, en particular el enclave reservado para este clan lejos de la ciudad. Estos altos edificios que ellos mismos habían construido, estas altas puertas cerradas. - Los Cyan viven exactamente donde tú estabas ayer, han existido por siglos, pueden matar a cualquier vampiro, por eso la mitad de ellos huyeron a Chicago. Saben que no pueden escapar de las torturas de los cianos. Zyra sintió un escalofrío de miedo correr por su cuello y fue con una mano temblorosa que logró tomar un sorbo de su té. - ¿Entonces ningún vampiro puede convertirse en Cyan? - No, ninguno, los cyanos son un solo clan y no se puede destruir. - ¿Pero, qué quieren? ¿Por qué instalarse aquí? La joven parecía no tener las respuestas a sus preguntas y se lo mostró con un simple suspiro desesperado. - Nadie sabe... Zyra reprimió un temblor. - De todos modos, ten cuidado Zyra, nadie está a salvo aquí. Añadió Elsa, poniendo su mano sobre la de él. Ella le apretó los dedos y luego le mostró lo feliz que estaba por no estar más sola. Cuando Elsa la dejó, Zyra permaneció en el porche hasta que la joven regresó a su casa. Una brisa lo obligó a frotarse los hombros mientras escudriñaba el horizonte. Presa del pánico, después de las revelaciones de Elsa, se apresuró a regresar adentro para encerrarse. Kendrik sintió que la sangre fluía de sus labios y soltó a su víctima, dejándolo caer al suelo, inerte. Se sintió un enorme agujero en el hueco de su pecho, en menos de una hora había aprendido todo sobre este nuevo siglo pero estaba insatisfecho. El mundo era diferente al que había conocido, se tragó las últimas gotas sin dificultad antes de dirigirse a su hermano. - ¿Eso es lo que has estado haciendo durante años, hermano? ¿Matar criminales? Sven no respondió de inmediato, todavía encorvado sobre el cuello de su víctima. Luego lo levantó para caer contra la pared de la calle estrecha. Kendrik miró a su hermano que se estaba lamiendo la comisura de los labios mientras señalaba al muerto. - Si puedo comer mientras hago una buena acción, ¿por qué no reconciliar los dos? Sven sonrió y se acercó. Kendrik vio este mundo con una mirada diferente. - Las cosas son tan diferentes. Susurró mientras hacía desaparecer sus dientes caninos y desaparecían los rasgos espeluznantes de su rostro. - Bienvenido al siglo XXI mi querido hermano. Sven dijo, arrastrando el cuerpo de su víctima detrás de los botes de basura antes de continuar: - Atrás quedaron los días en que los hombres usaban cascos y luchaban con sangre, los días en que los hombres enseñaban a las mujeres en lenguaje poético se acabaron. Se detuvo para sentarse y Kendrik percibió disgusto en su voz, comprendió demasiado rápido que si se había escapado del mundo durante siglos, debió haberlo soportado sin aprovecharlo. - Se acabó.... Se cortó y desapareció en la noche para volver un segundo después con una desconocida ... embarazada. - ..... Donde los hombres se responsabilizan y dejan sola a una mujer cargando a su descendencia. Continuó acercándose a la aterrorizada mujer. Kendrik tomó a la mujer en sus manos, escuchando el latido de su corazón mezclándose con el de su hijo. - Como te llamas ? - Hey..ne. Se las arregla para decir mientras temblaba. Kendrik deslizó la suya contra su frente y detectó en su futuro un torrente de problemas, la detuvo de gritar con una simple mirada y encontró la mirada de su hermano que le acababa de enseñar ... nuevamente lo que traía el nuevo mundo. Kendrik puso su mano sobre su estómago y luego la deslizó en el bolsillo de su abrigo. - Abre tu palma. El ordenó. La mujer obedeció. Kendrik le puso dos fajos de billetes y cerró la mano. - Vete lejos de aquí, ve a París esta noche y no vuelvas nunca más. Se deslizó lentamente hacia la mujer embarazada. Ella asintió rápidamente y dio un paso atrás, chocando con Sven, y se alejó sosteniendo su estómago. Se secó los labios y observó a su hermano entrar lentamente en la noche oscura. - Tu no vienes ? Sven dijo dándose la vuelta. - No, me gustaría estar solo si quieres. Sven le sonrió y continuó su camino, dejándolo solo en el callejón.
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