Capítulo 9. Andrés reconoce la voz de Astrid.

2231 Palabras

Entonces, Andrés tomó esto a su favor y fue hacia una calle en el fondo del centro, la cual estaba vacía, ni un alma estaba por allí, porque solo había locales comerciales, pero al final de esa calle había una casita que tenía una de sus luces prendidas. El hombre muy cansado, mojado y con frio, corrió hacia ella para ver si alguien le podía abrir la puerta; y poderse resguardar tanto de la lluvia, como de los escoltas matones que los perseguían. Mientras corría, el hombre se resbaló por la intensa lluvia, y al caerse, se raspó la rodilla, y una de sus manos quedando levemente herido. —¡Auch! ¡Estúpidas calles de Bélgica todas rusticas! —dijo el hombre viéndose su mano y su rodilla medio ensangrentada, pero la cortada no fue tan grave. Rápidamente, el heredero muy adolorido y todo empapa

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