Con los brazos cruzados sobre el pecho, dándome calor porque de repente se me ha metido un frío en el cuerpo, me paro frente a uno de los grandes ventanales de la casa y observo a mi padre cargar sus maletas mientras camina hacia el coche n***o con el escudo del estado que ha venido a traerlo. Luce furioso mientras le entrega las maletas a uno de sus escoltas y luce todavía más furioso cuando se gira y mira en dirección a la ventana en la que yo me encuentro viéndole. No me escondo, tampoco desvío la mirada para no verle de frente, me mantengo firme, porque yo no tengo nada que temer. No he hecho nada malo, más que hablar con la verdad, pero parece que para él es una ofensa terrible que he lanzado en su contra. Me importa lo mismo que yo le importaba a él. Desvía su mirada de la mía par

