AMBER No estoy seguro de cómo sucedió, pero de alguna manera terminamos en el lago. Nos sentamos en su orilla y él extendió la mano para apartar suavemente el cabello de mi rostro. —Te ves tan hermosa —dijo su voz baja y ansiosa. Tragué saliva. —Gracias. Miró alrededor y suspiró, sonando ligeramente triste. —Este lago siempre ha sido especial para mí. Solía venir mucho aquí de niño con Alpha y Luna Rivers y su hija —dijo, mirando profundamente en mis ojos. —Ella era mi amiga y me dijeron que algún día nuestros padres esperaban que fuéramos compañeros —me contó. Sus ojos parecían buscar algo en mi rostro. —Tenía ocho años cuando ella murió — continuó —, aún la echo de menos — Terminó. De repente me di cuenta por qué el chico en la foto me resultaba tan familiar. Era él. Alca

