No están solas.

2004 Palabras

Renata El teléfono pesaba en mi mano como si fuera de plomo. Lo miré fijamente, dudando si marcar el número que tenía anotado en un papel. Era el de la madre de Sebastián. Necesitaba saber qué estaba pasando porque no podía dar con ninguno de ellos. Había estado preocupada porque Sebastián no contestaba mis mensajes. No era propio de él, dejar sin responder un mensaje mío; además, estaba el hecho de que nadie atendía el teléfono en la casa. Con un suspiro, decidí hacer esa llamada que me tenía tan nerviosa. Marqué el número de la madre de Sebastián, esperando que ella pudiera decirme dónde estaba él. Una sensación de angustia se había apoderado de mí y tenía la impresión de que algo no estaba bien. El teléfono sonó un par de veces antes de que una voz femenina, cargada de angustia, con

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR