— "No, solamente lo hizo por compromiso", murmuré, poniendo los ojos en blanco.
— "Llámalo como quieras, pero si hubieras visto cómo corrió ese pobre hombre, no dirías lo mismo", dijo Matías encogiéndose de hombros. Después empezamos a hablar de otras cosas triviales con Matías, generando mis dudas. La escuela nunca podría preguntarle a Emilio. No comprendía por qué me había salvado, por qué había hecho todo eso después de haberme entregado la caja.
Cuando por fin pude levantarme, lo hice a las 6 de la mañana. Empecé a caminar, y lo hice sin dolor de estómago, hasta llegar finalmente a la cocina. Había pasado una larga semana de recuperación. Matías me ayudó en todo momento y había una enfermera para cuidarme. Pero en esa larga semana no había visto a Emilio y una parte de mí lo extrañab
