Solange dudó por un momento si contestar o no. Por lo general nunca contestaba números desconocidos que ella no tuviera registrado en su teléfono. En varias ocasiones la habían intentado extorsionar y era prudente no hacerlo. Aunque algo en el fondo de ella decía que debía contestar.
Con la duda en sus dedos al tamborilear sobre su escritorio decidió contestar.
— ¿Por qué has tardado en contestar? —dijo una la voz molesta de su padre al otro lado del teléfono.
— Porque no tengo éste número registrado —dijo Solange tratando de guardar la calma.
— Ven a mi oficina ahora —dicho ésto Rómulo colgó el teléfono.
Lo que la muchacha menos quería en ese momento era ver a su padre. Siempre que lo veía era para culparla por algo y reprimirla. Ya no era más una niña y tampoco estaba a su carg
