John va directamente hacia donde está la rubia, la queda mirando y en tono un tanto autoritario le dice: —Señorita Scott, venga a mi oficina, necesito hablar con usted. Mely con el corazón acelerado porque ve el rostro de John muy serio, asiente con la cabeza y va detrás de él hasta su oficina. Era la primera vez que la rubia se sentía intimidada con alguien, ni siquiera con su padre, a quien siempre le tuvo fue fastidio en vez de cariño o temor. Entonces, tragando amargo y caminando detrás de John se decía en pensamientos: «¡Ay Dios mío, espero que el señor John no me vaya a despedir, o si no como quedaré!» Pronto, los dos llegan hasta la oficina, y John le pide amablemente a la chica que se siente en frente de él. Mely toma asiento y mirándolo con mucho temor no aguanta en decirle:

