Melanie.
Observo el paisaje a través de la ventanilla. Estamos llegando a mi nuevo hogar en Italia. Louis me informó que este vecindario es de una exclusividad casi legendaria, habitado principalmente por figuras de la mafia, y que la familia Grimaldi es vecina inmediata. Es el lugar perfecto: una fortaleza donde podremos operar con relativa tranquilidad, justo en la boca del lobo.
Mi noche con Amandus fue, en una palabra, excelente. Hacía tiempo que no experimentaba la exhaustiva satisfacción de un encuentro que nos dejara a ambos sin energía. Habían pasado tres días desde entonces. No nos habíamos vuelto a ver, pero saber que los Grimaldi son nuestros vecinos me asegura que lo vería de forma constante. Y yo, por supuesto, haría que eso sucediera.
—Hemos llegado, jefa. —Louis estacionó
