Dios...
Conecto instantáneamente con sus ojos color avellana.
Cuanto ha crecido ... aun está paralizado en la entrada de la cocina.
Sus facciones... ha madurado... demasiado...
Lo que mas me duele es la pequeña cicatriz de su labio inferior.
Esto es la peor condena que me podían haber dado. Necesito llorar, necesito desahogar todo esto que tengo dentro pero por compostura no puedo, aun no se si el desea recordarme.
Esbozo una sonrisa pero aparta su mirada, dándome paso a tomar aire de nuevo y volver a centrarme en Manny y hacerme sentir la peor persona del mundo.
Se unen más lágrimas a la cola de espera. No quiere recordarme, si quiera me ha saludado, tal vez ni me recuerde... soy demasiado ilusa.
¿Pero, por que Manny espera algo de mi?
- Creo que ya esta todo, espero que Eithan te explique que necesita que cures. Si tienes algún problema, no dudes en llamarme -
- Nuestros teléfonos están detrás de este papel, este es el horario de las actividades extraescolares de Aaliyah, ella sabe ir sola, pero para que la tengas un poco mas controlada -
- Esta bien, espero complacerle - respondo cordial
- Seguro que lo harás. Esas son las llaves de cualquier cerradura de la casa - las señala con la mirada, un conjunto de llaves de diferentes colores, con un llavero cuadrado de tela donde pone Mendes.
Se levanta de la silla. Alzo mi mirada percatándome antes de que tengo la suficiente valentía para volver a encontrarle.
Eithan está apoyado detrás de Manny sobre la encimera.
- Hoy es tu primer día, vendré al final del día, ya me contarás - dice Manny mientras se aleja para salir de la cocina.- Me gustaría quedarme pero pedí unas horas en el trabajo para esto, hasta luego - responde sonriente.
Bien, ahora tengo que hacerme de la valentía suficiente para hablarle... después de ver como ha sido su recibimiento. No puedo evitar recordar su despedida...mi teoría cada vez tiene mas sentido.
Juego con mis uñas por evitar la situación.
- Vega - su voz... es música para mis odios. Me crea unas pequeñas ganas de reir al escuchar como ha evolucionado su tono de voz.
Le miro. Ya esta de espaldas y me hace una señal con su mano para que le siga.
Mentiría si dijera que esperaba que me dirigiera la palabra... un siempre como estas...¿tanto pido?
Toma una bandeja de la parte mas alta de una gran librería que ocupa casi una de las paredes al completo.
Camina cojeando sobre su lado derecho hasta el sofá, donde se sienta y trastea sobre la bandeja.
Debe de tener problemas en su cadera, sobre la parte derecha.
No puedo evitar observarle, quiero intentar recuperar todo este tiempo perdido sin verle, en observar cada uno de sus rasgos en estos minutos.
Conecta su mirada con la mía. Mi corazón deja de latir.
- No tengo todo el día - repone.
*Vale...*
Me siento a su lado.
La bandeja tiene algodones, inyecciones, cajas de agujas, pequeños botecitos con líquidos... si mal no aprendí de mi madre creo que son calmantes musculares en bajas dosis y epidurales algo más fuertes.
- Todo tuyo - espeta
Tomo la bandeja y la pongo sobre mis piernas. Algo dudosa sobre si responderá igual de rudo ante lo que haga.
Espero que tan solo le haya cogido en un mal momento, y no parezca tener tanto rencor hacia mi. Por lo menos espero no ser yo el motivo por el cual me haya recibido de tal manera.
Hay un recipiente redondo con un líquido. Puedo oler desde lejos que es alcohol.
Se quita su camiseta dejándome ver su espalda, dado que tiene su cuerpo un poco girado.
Mi tensión corporal aumenta aun mas.
Posee una cicatriz en diagonal la cual recorre toda su espalda. No quiero imaginar cuanto tuvo que doler. Es extraño que aun tenga un tono rojizo y este en carne viva, no esta bien tratada.
*Menos mal que ya sabemos porque se quitó la camiseta*
Ignoro a mi conciencia y mojo un trozo de algodón en el alcohol.
Me cuesta hacerlo pero me obligo a comenzar con mi tarea.
Doy suaves toques con el alcohol sobre la herida. Con cada dos toques que doy avanzo un poco sobre la cicatriz.
Sin noción, coloco mi mano sobre su espalda con delicadeza para facilitarme mi trabajo.
- No me toques - dice con su cabeza ladeada, cerca de su hombro para observarme.
La separo rápidamente, perdurando con mi mano sobre el aire. *Esto no me puede estar pasando a mi*
Termino con la cicatriz. Recuerdo otra cicatriz que tenía sobre su labio, posiblemente tenga mas, asique, vuelvo a mojar el algodón el alcohol. Al ver el tono rojizo que desprende este dejo lo dejo sobre una caja vacía, la cual utilizaré para los desechos y tomo un nuevo algodón.
Se gira para quedar frente a mi. Tiene varias cicatrices por el abdomen y bajo uno de sus pectorales. Su hombro derecho posee un gran traumatismo... tanto que su color tan oscuro me preocupa... cojear sobre el lado derecho y este golpe encajan.
Me dirijo a curar las heridas pero me fusila con su mirada.
Me da igual. Coloco mi mano sobre su hombro sano para que se ponga recto y me facilite el trabajo.
Antes de que mi mano llegara a su hombro, se percató de ello y obligó a que apartara mi mano de el, pero hice de oídos sordos.
Tan solo me falta una pequeña de la parte inferior de su abdomen.
Si no fuera porque es el... por la infancia que tuvimos juntos, ahora mismo no podría calmar mis emociones al tenerle de tal forma cerca de mi, mientras me centro en su torso.
- No te volveré a repetir que apartes tu mano -
Finalmente la aparto - pero porque he terminado - espeto. Bajo mi mirada sin saber por qué he respondido así. Oigo su leve risa.
Siento que se extraña al oír mi voz desde que me vio por primera vez.
- Supongo que sabes poner inyecciones - dice.
Afirmo con la cabeza. Me dirijo a preparas la inyección.
- ¿Relajante muscular? ¿O epidural?-
- Relajante -
Tomo el cilindro de vidrio, le coloco una aguja y tomo un tubo de relajante muscular.
Necesito hablarle, no puedo seguir como si nada, como si todo me importara como una mierda como a él al parecer.
Ya con la inyección lista sobre mi mano, me detengo.
- Ei... - digo. Cambia su mirada de mi mano junto con la inyección hasta mis ojos
- No pronuncies mi nombre -
- ¿Entonces como me dirijo a ti? -
- No tienes que dirigirte a mi- dice con rudeza. Si creí que le conocía estoy equivocada.
- cuando quiera algo de ti abrirás la boca, para algo te paga mi padre, mientras... -
- Tan solo intento... hacerte sentir mejor, para eso me paga tu padre -
Ríe irónico, tensando la cicatriz que recorre su labio inferior.
- Vaya, pensé que eras mi criada, no me mal crían tanto como parece -
No tengo por qué ser su esclava, pero pongamos la excusa del dinero, o la necesidad de intentar hacerle ver que tiene una visión errónea del mundo... ¿Cómo puede tratarme asi? Y si no fuera yo, no tiene derecho de tratar así a una persona.
Retengo las ganas de llorar tensando mi mandíbula, apretando mis dientes unos contra los otros. Esto es superior a mi.
Estira su brazo preparándolo para el pinchazo.
Clavo la aguja en su piel. Para evitar la sensación comienza a observar detenidamente cada uno de mis rasgos. *No...no hagas eso...*
Aprieto el tope de la inyección para inyectar el líquido.
Sus ojos viajan por mi frente, mis labios, hasta una visión general de mi.
No me creo que no me recuerdes, claro que me recuerdas pero tan solo eres un estúpido, cab***.
*Relaja Vega*
Saco la inyección. Ordeno la bandeja.
Siento como se levanta, y se marcha del salón. Por las pisadas, sube las escaleras.
Suelto la inyección de un gesto seco sobre la caja de desechos.
Cubro mi cara con mis manos mientras apoyo mis codos sobre mis rodillas.
En mi vida esperé encontrarle así, menos que me tratara de tal manera.
Empiezo a entender que es lo que Manny espera de mi.
Sinceramente, ahora, tengo ganas de salir corriendo y no verle la cara nunca jamás... pero tanto odio maltratará mi corazón...
♡