Parte 3

1786 Palabras
Desperté por mi propia cuenta, lo cual es un logro, me metí a la ducha e hice mis necesidades. Me vestí con un vestido suelto, aqua y unas sandalias blancas, dejé mi largo pelo rizado suelto y me dispuse a prepararme el desayuno cuando el timbre sonó. Abrí la puerta y me sorprendí demasiado al encontrarme con Nathan parado en mi puerta, como siempre tan elegante. No se como rayos supo mi dirección -Buenos dias. Dijo sacándome de mi mundo. -ah, lo siento es que no te esperaba aquí, buenos días. -¿no me invitas a pasar?. Dijo haciendo que me sonroje de la vergüenza. -si si claro. Dije haciéndome a un lado y dí gracias a Dios que mi departamento estaba impecable, al menos si la parte visible. -te llamé varias veces y te envié varios mensajes para avisarte que vendría por ti. -no lo escuché, lo siento de verdad. Fui por mi celular que estaba en la encimera de la cocina y efectivamente era así. -entonces ¿nos vamos?. -si, voy por mi bolso. Dije lamentándome internamente porque no había desayunado. -listo, nos podemos ir. Él se levantó y salió, yo le segui y cerré mi departamento. Al salir del ascensor, a través de las paredes de cristales pude ver el auto de Nathan y wow! Es.........magnífico. Salimos y me abrió la puerta del copiloto dejandome pasmada por su gran caballerosidad y le dio la vuelta al auto subiéndose en el asiento del piloto. La mitad del camino transcurrió en un silencio sepulcral, hasta que me dispuse a hablar. -¿a dónde vamos? . -a desayunar. -mmmm, dije a dónde no a qué . Expresé y al momento de terminar la oración me dí cuenta de como le había hablado; en realidad no lo hice a propósito, es mi naturaleza, me gusta que respondan exactamente lo que pregunto, perdón, pero esa fue una de las costumbres de mi madre alias "señorita, no, señora perfecta". Nathan me dió una mirada sorprendida, la cual se notó que trató de ocultar. -vamos a uno de los restaurantes de mi mejor amigo. -ohhhhh, ¿y no sólo podemos ir a un lugar más. .... sencillo?, Starbucks, mcdonalds, bonjours, una cafetería no se. Me miró como si estuviera loca. -Claro que no, esos no son lugares para personas como yo. En el momento en que dijo eso me dieron ganas de abrir la puerta e irme, pero como ustedes comprenderán el auto esta en movimiento; eso implicaría que rodara por calle y luego otro auto me arrolle y no quiero eso. Solo me limité a asentir, es muy pronto para tener una discusión y mi hambre es mayor que mis ganas de pelear. El auto se detuvo frente a un restaurante demasiado elegante, que talvez ni yo con toda la fortuna de mis padres podría darme el lujo de desayunar ahí al menos por un mes. Nathan bajó del auto y comenzó a rodearlo supongo que para abrirme la puerta, pero para cuando él habia llegado yo ya estaba afuera. -no vuelvas a hacer eso. Me corrigió. -hacer ¿que?. Dije haciéndome la tonta. -lo que acabaste de hacer en este preciso momento. Rodé los ojos . -eso tampoco. Bufé. -ni eso, no es de personas maduras. m*****o controlador amargado. -perdón pero yo soy lo suficientemente mayor como para saber qué debo o no hacer. Dije yo dejándolo sorprendido, por segunda vez en el día. -entremos. Dijo dándome la mano, la cual tomé de mala gana. -demuéstrame que tan buena actriz eres. ¿Acaso me está desafiando? -la mejor de todas. Dije sacando mi lado orgulloso. -eso espero. Atravesamos las puertas del restaurantes, ganándonos algunas miradas de algunos entrometidos. -vamos a saludar a mi amigo. Me informó guiándome por el lugar. -Nathan!!! Te estaba esperando. Dijo un hombre de algunos 23 años, pelo rubio ew!!! Ojos negros y alto, dándole el típico abrazo de buenos amigos. -me retrasé un poco, ella es Cristina Jones, mi prometida. Le extendí la mano sonriendole amable. -me puedes llamar Cristi. -un gusto Cristi, mi nombre es Frédéric, el mejor amigo, me puedes decir Fredd. -gracias. Respondí. Fuimos a la mesa agarrados de manos y nos sentamos, en una milésima de segundo ya teníamos un camarero frente a nuestra mesa. -pide lo que quieras. Dijo tendiendome el menú, le di una mirada y vi que solo habias cosas extravagantes, definitivamente este no es lugar para mi. ......... Luego de haber desayunado, fuimos a casa de Nathan y valla casa, si es una mansión. ¿Como rayos pueden vivir solo 2 personas en una casa tan grande?. Según me contó, vive con su hermana de 20 años y Príncipe, su mascota. Entramos y su hermana lo recibió, bueno nos recibió. -hola, soy Samira, me puedes decir Sami. Dijo demasiado alegre, contagiándome de su felicidad. -hola, soy Cristina. Puedes llamarme Cristi. -entonces tu eres.... -mi prometida. Dijo su hermano interrumpiéndola. -ahhh!!!!. Gritó Sami abrazandome efusivamente. -calmate Samira, la vas a asustar. Ella me soltó inmediatamente. -lo siento. -no te preocupes, no pasa nada. Dije restándole importancia. -Cristina, Samira te va a acompañar al centro comercial, van a comprar vestidos para las fiestas. -¿las fiestas?. Dije extrañada. -sí, la de la empresa y la familiar, en la cual eres la invitada de honor, ¿Nathan no te lo hubiera dicho?. -no. -ya estas viejito hermanito, estas perdiendo la capacidad para retener información. Dijo dándole palmaditas en el hombro. Solté una risita, esta chica me agrada. Nathan soltó un bufido. -luego me dices a mi que no haga eso. Solté sin pensar. -¿te dijo que no bufes?. Curioseó Samira. -sip. -no le hagas caso, es un amargado, espero que le logres quitar la amargura, sino se pondrá viejito mas pronto. En ese momento me sentí terriblemente mal, por esta mentira. -no te preocupes, yo me encargo. Le respondí . -vámonos para que nos dé el tiempo. Dijo Sami tirando de mi brazo. -cuídense y no vuelvan tarde. Dijo Nathan dándole un beso en la frente a su hermana, lo cual me pareció muy tierno, y dándome un casto beso en los labios a mí. Dejándome por 3ra vez anonada. -esta bien, adiós. Se despidió Sami. -adiós. Me despedí y por impulso, solo por impulso le di un beso en los labios y salimos de la casa. Subimos al auto de Samira. -¿sabes?, me gusta que seas tú la persona que mi hermano eligió para pasar el resto de su vida. Dijo haciendo que ese sentimiento de culpabilidad vuelva a mí. -no te conozco, pero se ve que eres buena persona y humilde, además de que eres super guapa. -muchas gracias, me gusta que te guste. Dije haciéndola reir. -Sácale unas cuantas sonrisas y te voy amar por siempre. -okay. El coche se detuvo en Zara. Entramos a la tienda y una chica recibió a Samira con demasiada amabilidad y me miró con curiosidad. -hola, Soy Cristina. Dije tendiéndole la mano, a la que aceptó gustosa. -ella es la prometida de Nathan. Alegó Samira, lo que hizo que soltara mi mano inmediatamente y me mirara con recelo, genial. -El....el-el está comprometido? . Dijo con los ojos fuera de órbita. -así es. Afirmó Samira. Y desde ese momento supe que me iba a odiar por siempre, le gusta Nathan y Samira lo sabía así que supongo que lo hizo a propósito. Nos alejamos al área de los vestidos y aproveché para preguntarle. -A ella le gusta Nathan, ¿no?. -si, ella no me cae mal, pero se lo dije para que vaya teniendo una idea y cuando venga aquí con él, no se le esté tirando, tu me agradas más que ella, sólo quise dejárselo en claro, te molestó? . -No! No para nada, al contrario debo decirte gracias. Me sonrió exageradamente lo que hizo que soltara una risita. -por nada, cuando no estés, no dejaré que ninguna chica se le acerque. -esa es mi chica. Dije abrazándola. -ven, vamos a ver estos vestidos, lo primero es que deben ser largos. -si, mamá siempre me obligaba a ponérmelos cuando hacía alguna fiesta de negocios, me obligaba a asistir y me la pasaba super aburrida. -pues, prepárate porque tendrás que asistir a todas las fiestas de negocios con Nathan, pero no te aburrirás, yo estaré contigo. -eres lo max, ya te quiero. -awww yo también, bueno vamos a elegir los vestidos, recuerda lo que dijo mi hermano. -esta bien. Pasamos horas, literalmente para elegir sólo 5 vestidos, entre las dos y tres pares de tacones. Tuve una pequeña lucha con Samira sobre si debía o no, pagar lo que compré. Al final, terminó ella pagando con la tarjeta de Nathan porque según ella, él se enojaría mucho con ella si dejaba que pagara yo. Dentro de poco ya estábamos en la casa y moría de hambre. -llegamos!!!. Gritó Samira mientras atravesábamos la puerta. -volvieron más pronto de lo que imaginé. Dijo Nathan dándole un beso a su hermana en la frente y abrazandome por la cintura. Esto se siente realmente bien, pero sé que solo es actuación. -si, Dave vendrá en una hora. -¿quien es Dave?. Curioseé. -mi estilista, nuestro estilista. Se corrigió rápidamente. -ohhh. Mi estómago rugió. -¿tienes hambre?. Me preguntó Nathan. Asentí. -menos mal que Ana ya está sirviendo la comida. -¿que le pediste que hiciera?. Le preguntó Samira. -pasta y camarones. Al mencionar camarones, no pude evitar hacer un sonido de arcada. No fue mi intención, lo hice inconcientemente. -¿no te gustan? Me pregunto Samira sorprendida. -para nada, ninguno de hecho, soy alérgica a los mariscos. -que pena, no sabes de que te pierdes. Alegó Nathan. -te pido una pizza, comida china, pollo ¿que?. -no te preocupes Sami, voy a mi departamento y me preparo algo. -no, de eso nada, le dices a Ana que te prepare algo y listo. -no, esta bien. -insisto. -bueno ok, pero me lo preparo yo. -como quieras. Después de una pequeña discusión con Ana que insistía en hacerme la comida; logré hacerla por mí misma y esa lasaña y pollo horneado se veían esquisitos. Llevé mi comida a la mesa y tanto Nathan como Samira, la miraron con recelo. -¿que?. Pregunté. -se ve esquisita. Comentó Nathan. -¿puedo probar?. Preguntó Sami. -claro que puedes. ... -mmmmmm, está muy buena, prueba. Le ofreció a Nathan. -a ver....... Al final Nathan y Samira terminaron dejando en el olvido su "pasta y camarones " y acabaron comiéndose mi lasaña y mi pollo. Massi.... ❤
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