"Duane... esto no es lo que acordé...", murmuré nerviosa al ver que mis ojos volvían a mirarlo. Es decir, lo sentía a diario, pero conscientemente evitaba pensar en ello cuando estaba sentada en su regazo y lo besaba, pero verlo así... libre y sin restricciones... era mucho más intimidante... "Por favor...", dijo Duane con su mejor mirada de cachorrito, "Intenté masturbarme, pero no puedo deshacerme de él. No esperas que salga a jugar así, ¿verdad?" Casi asentí antes de darme cuenta. La idea de que entrara a la cancha y jugara el partido con ese bulto en los pantalones cortos era bastante cómica, por no decir imposible. ¡Claro que no podía jugar así! "Supongo que mi 'novia' podría al menos darme una mano..." añadió, mirándome con esos intensos ojos oscuros. Casi me río de su comentario

