Problemas reales

1405 Palabras
Layla soñaba con una vida bastante simple, despertarse todas las mañanas y tomar el sol mientras pintaba, luego ir a caminar, comer un desayuno espectacular, regresar a casa con una familia, y trabajar, tener una vida normal, con problemas normales, en su lugar, siempre había cámaras, comentarios, gente con los ojos puestos sobre ella y sus acciones. Bajando del auto se tropezó, su esposo, el rey, la tomó de la mano para evitar la caída y en su lugar preguntó si estaba bien. Los dos compartieron una mirada y sonrieron, antes de que él besara sus nudillos y colocara su mano sobre su brazo. Layla vio a Kamala y este sonrió antes de dirigirla de forma protectora hacia el hotel. La pareja caminó en conjunto y les informaron que no habían podido cumplir con algunas de sus demandas, Layla estaba muerta del cansancio y Kamal también, los mellizos estaban enfermos, por lo que contagiaron a su hermano y de paso a sus primos. Ningún adulto se había visto afectado por la enfermedad, pero el virus estaba pegando fuerte y antes de salir del reino, habían dormido en la cama con su mujer y sus tres hijos muy enfermos. Al menos les habían quitado los medicamentos intravenosos y ya estaban comiendo sólido, pero el agotamiento les estaba pasando factura. La pareja tomó turnos para bañarse; cuando Layla salió del baño, escuchó a Kamal conversando con su padre mientras moría de risas. Le hizo una señal para que se acercara. —Papá, repítelo. —¿Está Layla ahí? —Sí —respondió Kamal divertido. —Layla... —Sí. —Me he cagado en público —la princesa rió—. Estaba en una visita en la escuela ubicada en Azalam, todos muy felices y de repente inició el dolor de estómago como el que describían los niños y le hacía señas a Eleonor y esta solo parloteaba como loca y comencé a presionar y acercarme al auto, y cuando levanté la pierna, todo eso salió y tuve que subir al auto —Layla se ríe a carcajadas al igual que Kamal. —Nuestra cena está aquí, hablamos luego. —Que se recupere, majestad —dice Layla y toma asiento. Kamal sonríe y escribe un mensaje a su esposa, luego toma la mano de Layla y anuncia. —He ordenado: macarrones con queso y trufa y un pescado al vapor y un postre sorpresa —comenta Kamal emocionado—. Y podemos tenerlo en la cama. —Arreglaste esto para que durmiéramos juntos. —No, pero si quieres que intentemos tener un bebé, es una buena idea. —Vale. —¿Tendremos sexo? —No, comeremos en la cama. El viaje ha sido agotador. Kamal llevó el carrito al lado de la cama y tomó el control del televisor, buscó algún programa o películas y puso el mismo de siempre; Layla había notado que a Kamal le gustaban las comedias familiares y ese programa le enloquecía demasiado. Prestó atención a las bromas y comenzó a disfrutarlo. —Pregunta Vijad que si queremos que nos lea la agenda —Los dos se ríen. —Ya me la envió por mensaje. —Mañana tenemos el primer compromiso a las siete de la mañana, luego tendremos un compromiso a las nueve de la mañana, estamos libres hasta la noche. —¿Podemos hacer algo normal, divertido? —pregunta Kamal. —Ok, en estos días te invitaré a una cita. —Gracias —dice el príncipe y sonríe. Layla continúa viendo la serie, incluso cuando su esposo se ha quedado dormido, y disfruta del espectacular helado de coco con pedacitos frescos de coco que Kamal ha ordenado para ella. La joven lo conserva dormido profundamente y esta lo vuelve a cobijar; una hora más tarde hace un amago por dormirse y se queda costada de lado viendo hacia la puerta. La princesa piensa que esa vida de ensueño podría haberla tenido si él no estuviese viviendo con esa periodista, siendo feliz, disfrutando de su vida. Leonel parecía enamorado en las fotos, parecía feliz, estaba ganando premios y no había forma de que siquiera recordase que a ella le había dicho que le amaba. La joven se quedó dormida y poco después sintió a Kamal moverse; la segunda vez no pudo evitar reír. —¿Tienes el virus? —Sí, me voy a morir, mis pobres bebés —dice y Layla ríe antes de llamar a servicios a la habitación y pide unos cuantos remedios y un médico. Su esposo se rehusa a despertar al médico a esas horas, pero acepta la gaseosa y un té. Layla escuchó el estómago de Kamal y le vio salir corriendo al inodoro. La joven se puso un batón y fue al primer piso. Solicitó en recepción que le consiguieran un médico y que le dieran acceso a la cocina del hotel; el empleado sabía que ella no era cualquier huésped, pero no le importó, estaba permitido. De todas formas, le llamó al chef, el cual apareció veinte minutos más tarde con el rostro evidentemente cansado. —¿Majestad, qué se le ofrece? —preguntó el joven en tono amable. El hombre llevaba el pelo hecho un desastre, es bastante bajo para ser hombre y tiene los brazos muy tatuados, pero Layla sabe por sus visitas previas al hotel que prepara maravillas. Es un privilegiado de los dioses, lo que no cree es que viva en el hotel, pero lo que despertarse a las tres de la mañana y hacer un viaje hacia el hotel probablemente le resultaba terrible. —Disculpe las molestias, mi esposo está indispuesto, ha tomado un virus de sus hijos y necesitará un caldo de huesos para más tarde y me gustaría prepararle un puré o unas tostadas. —¿Las quiere hacer o quiere que se lo prepare? —Puedo preparar unas tostadas perfectamente sola, él fue quien insistió en despertarme. —Si usted fuese cualquier cliente, le enviaría a la mierda porque nadie se pasea por mi cocina a gusto y por esa hora, pero, como usted es usted, la dejaré supervisar el caldo de huesos y las tostadas. —Gracias —responde Layla divertida, el hombre ríe y le señala el camino. Los dos fueron a la cocina, el chef puso agua a hervir y le preguntó a la princesa cuál era su té favorito, ella sonrió y le pidió uno de jamaica con jengibre y miel. El chef sonrió y buscó entre las hierbas y la bebida, buscó unos cuantos huesos congelados y los puso en la olla a prepararse con puerros, cebolla, ajo y un par de condimentos secretos. —Entonces el rey... tiene cagadera. —¿Se puede hablar verdaderamente de los desechos de un rey? —pregunta Layla y el chef ríe. —Sí, cuando me despiertan a las dos de la mañana. —Vale, cuéntale a la prensa que caga color dorado, pero le suena igual la panza. —No eres como su no esposa —pregunta el chef y le acerca un plato con tostadas. —Al final, hemos prometido que estaremos juntos hasta que la muerte nos separe y si se muere antes de que le dé un hijo, estoy en problemas. —Qué oscuro. —Bueno, es una verdad real. —Se le antoja algo para desayunar. —Me gustaría un desayuno español tradicional, rico en grasas, jamón, huevos, quesos y carbohidratos, solo para probar. Suelo tomar un jugo verde después de ir a correr, que todo sea orgánico —los dos rieron y el joven se despidió de la princesa. Esta subió y el médico estaba esperándola en la puerta, Kamal estaba en el baño encerrado y su mujer tocó un par de veces. —Kamal, llamaré a seguridad. —Me siento fatal Layla, no creo que pueda levantarme de aquí. La joven pidió a su agente de seguridad que le ayudase a forzar la puerta, el hombre así lo hizo y un par de minutos más tarde entró la bañó, su esposo estaba vomitando apoyado del inodoro y ella le acarició la espalda. —Te he conseguido un médico y pan tostado, pero mañana no vas a salir de casa, porque es una vergüenza tener dos reyes de un solo país cagados. —Eres de lo que no hay. ¡Espero que esta corrección te sea útil! Si tienes alguna otra duda o necesitas más ayuda, no dudes en preguntar.
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