CAPÍTULO VI-2

2498 Palabras

—¡Sígueme, sígueme!— gritó Gerry, lleno de excitación. Erlina comprendió entonces de qué se trataba y subió tras él. En lo alto de la casa de verano había una cubierta que no se advertía desde abajo. Daba hacia el espacio que quedaba en el interior, entre los tablones que servían de plataforma y el tejado, el cual tenía forma puntiaguda. Era este escondite el que el Marqués describiera a Gerry y que él debía haber usado de niño. Había numerosas cosas en el mismo, tales como herraduras, varios silbatos, un cuerno de cazador, una fusta y algunos libros maltrechos, que parecían haber sido mordisqueados por los ratones. Se trataba de un escondite perfecto para un niño que quisiera escapar de su niñera o de sus profesores. —Su Señoría me dijo que solía esconderse aquí— estaba diciendo Ge

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