Un mes tenía Amalia en Capri, un mes que se dedicó a trabajar en el taller de costuras para los artistas ya no salía a la calle, ahora estaba ahí mirando se al espejo viendo ese maquillaje de fantasía que tenía, luego miró el diminuto traje que tenía que usar. Cerró los ojos suspiró profundamente, cogió todo y lo guardó en su bolso. —No tengo otra salida más que hacer esto. Dios que se haga tu voluntad, pero por favor que no se repita esto.—pidió con tanta angustia por el presentimiento que sentia. Amalia fue a la habitación donde estaba Alma y la vio dormir plácidamente. Acarició sus caballos y dejó un beso en su frente. —Hasta mañana mi Alma, pronto estaremos en otras condiciones, lo prometo. Amalia salió de la habitación y Alma abrió los ojos y la vio salir. —Está noche será un ca

