Despertó más tarde que todos los días, anoche no durmió mucho porque hizo el amor a la cotorra casi cada hora siempre. Una gran mano se acercó a su cuerpo y el vacío que sintió hizo que abriera los ojos, mientras volteaba a mirar la cama a su lado. —Karen… — Murmuró el nombre de la chica en voz baja antes de levantarse y sentarse con el torso desnudo. —¿A dónde te levantaste esta mañana? Hizo un movimiento con la pierna fuera de la cama. Se acercó para recoger la bata que la cotorra había dejado sobre la silla frente al tocador y se la puso, antes de salir del dormitorio. Miró a su alrededor buscándola, antes de entrar en la cocina de acuerdo con el olor a comida, cuando vio a una mujer joven de pie frente a la chimenea. El cuerpo de la cotorra no era tan delgado como el de alguna muj

