¡Estaba tan empapada que su jugo corría por su raja cubriendo su ano y cayendo sobre la mesa!
"Dave, ¿te gustaría sentir sus pechos?"
"¡Seguro!"
Él soltó sus piernas pero permaneció de pie entre ellas.
Ella no intentó liberarse mientras él estaba de pie. Inclinó la cabeza y lo miró a los ojos mientras él le ponía las manos sobre los pechos y los apretaba.
¡Aquí estaba un hombre que ella conoció solo unas horas antes apretándole los pechos y provocando sus pezones hasta endurecerlos!
Ella vio cómo sus manos le manoseaban los pechos, retorciendo y tirando de sus pezones. Observó cómo se inclinaba, tomaba su pezón entre sus labios y comenzaba a succionarlo.
Le quité la presión de los brazos y ella no se resistió, sino que se resignó a la situación.
Me aparté y sus brazos ahuecaron la
