Capítulo 24 parte 1

719 Palabras
NORA Mis ojos se abrieron lentamente, salté de la cama en la que encontraba confundida por el ambiente que me rodeaba. Unos segundos después mi cerebro pareció despertar y me llenó de imágenes. Había descubierto que Caesar solo me quería por ser una de esas almas divinas que lo ayudarían a él y a su grupo a luchar contra un titán loco, pero no confiaba en mí, al contrario, estaba sospechando porque supuestamente descubrió algo malo y luego escapé. Y ahora me encontraba en un hotel en Atlanta, esperando a que sea el día siguiente para poder llegar a mi destino final. Para que mis huellas se perdieran tuve que comprar tres boletos con destinos diferentes, había perdido más de cien dólares comprando boletos de bus y de tren, pero si con eso lograba que ese guerrero griego no me encontrara, valía la pena. Eran exactamente las dos de la tarde, había llegado a esa ciudad a las diez y me abastecí de todo lo que pude para no salir hasta el día siguiente que era la hora en la que tomaría mi último transporte, no deseaba ser vista innecesariamente, ni que personas que conocieran a Caesar le dijeran algo sobre mi paradero. – …Caesar Solo decir su nombre provocaba una serie de reacciones en mi corazón y mi cuerpo, él no estaba a mi lado, pero aún podía sentir sus besos o sus abrazos, esas caricias y las hermosas palabras que solía decirme. “Mis convicciones son muy claras y sé muy bien lo que tengo que hacer…” El Caesar que admiraba mi cuerpo era el mismo al que le escuché decir que no confiaba en mí, que, si tuviera la oportunidad para elegir, claramente yo no estaría en su lista de prioridades. Mi corazón aún dolía, cada que lo recordaba dolía como si fuera la primera vez que oí esa conversación. ¿Se habría dado cuenta de que me fui? ¿le habrían notificado del pequeño incendio que causé? ¿se habrían enterado de mi desaparición? De ser así ¿cómo reaccionaría Caesar? ¿se sentiría triste y me extrañaría? ¿o se sentiría aliviado de ya no hacerse cargo de mí? – No vayas ahí, no vayas ahí… Decidí no volver a pensar en ese hombre, no pensar en todo lo que me pasó, no pensaría ni en mi familia que me odiaba, ni mi ex prometido que me engañó, ni en ese hombre que me enamoró en unos días. Haría una nueva vida, una donde sería más feliz, donde me aceptaría, donde podría ser la mujer que en realidad quería ser. El amor vendría luego, estaba segura que ya llegaría alguien para mí, alguien que no se avergonzara de mi físico ni dudara de mi lealtad, estaba segura que en algún lugar estaba un hombre que entienda mis sentimientos. “… es leal y valida los sentimientos y emociones de su esposa, le da confianza y seguridad, sobre todo comunicación” De pronto esas palabras hicieron que recordara mi sueño, uno que parecía haber durado mucho tiempo, uno que parecía que lo estaba viviendo de primera mano. Mientras estaba ahí echada en un cuarto de habitación miré mis manos, todavía sentía la calidez de la mano de Némesis, la que se suponía era la diosa de la venganza. En el sueño yo tenía la perspectiva de Themis ¿o era mejor decir que yo estaba en el cuerpo de la titánide? Todos los sentimientos de ella los sentía como propios. La curiosidad por saber lo que estaba pasando, el enojo por ver que estaban haciendo lo que se suponía era su trabajo, la lástima que sentía por ver a Hera siendo castigada, el anhelo y el dolor al mirar a Zeus apenas lo vio. Todo fue muy extraño, no me podía mover ni hablar como quería, pero sentía lo mismo que Themis y noté claramente los sentimientos de la titánide hacia Zeus, ella sentía amor, un amor tan inmenso, pero estaba todo cubierto por un dolor tremendo, un dolor que comprendí de inmediato porque yo sentía el mismo dolor hacia Caesar, ese era el dolor de la traición. Themis se sentía traicionada por el rey de los dioses, pero aun amaba a Zeus, no sabía cómo, pero comprendía los sentimientos como si fueran míos.
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