-¡Hace meses que nos dejaron en paz, olvídate de ellos! *** Me levanto con el sonido de alguien golpeando frenéticamente mi puerta con fuerza mientras yo miro, medio dormida, el reloj del móvil: las ocho de la mañana. -¿Pero sabéis que hora es? ¡Es sábado! -pregunto, frotándome el ojo con el dorso de la mano. En vez de responder, alguien me pone una cinta sobre los ojos, nublándome la vista antes de que pueda reconocer, y unos brazos masculinos (porque no conozco a ninguna chica que los tenga tan trabajados) me llevan, rodeando mis hombros con los brazos y llevándome de espaldas mientras alguien me sujeta los pies al percatarse de mi uso de las patadas como defensa personal. -¡s*******o! ¡ESTO EN MI PUEBLO SE LLAMA s*******o! ¡SO-CO-RRO! ¿¡QUÉ PASA!? ¿¡EN ESTA RESIDENCIA LA GENTE ESTÁ

