El nombre de otro hombre.

1008 Palabras
Se puso algo como: "Por lo general, le gusta estar desnudo". Lo decía porque cada noche era de sexo para él, pero se puso pijama. Se le miraba bien, no podía negarlo. Me tranquilizaba un poco que no me tocara hoy, y también fui al baño para alistarme para dormir. Un buen baño y algo cómodo para dormir; mañana sería un día ajetreado y tenía que acostarme temprano. Al salir del baño, lo único que vi fue a Demian leyendo un libro. Al levantar la mirada y verme parada, sonrió y me hizo señas para acostarme a su lado. Era difícil acostumbrarme a sus cambios; tenía que adaptarme, después de todo. Caminé hasta la cama y subí hasta quedarme en mi lado de la cama, tapándome con la sábana y dejando un espacio prudente entre él y yo. A lo que me quedó viendo confundido, dejó el libro a un lado, acomodándose en su lugar para luego estirar su brazo y tomarme de la cintura, jalándome hasta pegarme a su pecho, y me estremecí. — No te haré nada, cariño... No puedo abrazar a mi mujer para dormir. — Si ese era el punto, no tenía ningún problema, solo que creí otra cosa. Dormir juntos, abrazados sin llegar a nada forzado, era reconfortante, y más con los latidos de su corazón, tan diferente al Demian gruñón. Me encantaba su lado lindo porque me recordaba a mi Christopher y me había acostumbrado a su dulzura, a su cariño y a lo demasiado empalagoso que era conmigo. Me imaginé que era él a quien estaba abrazando, enterrándome más en su pecho, hasta que me quedé dormida y soñé con él. De tanto recordarlo, susurré su nombre. — Christopher... — El sonido de murmullos y pasos caminando de un lado a otro me hizo despertar. Ya había amanecido y apenas eran las 6 de la mañana. No sentí cuando Demian se levantó; ya no estaba en la cama ni en la habitación. Había dicho ayer que hoy era un día importante, así que más seguro estaba abajo. Tenía que prepararme y empezar con lo más básico, que era asearme antes de que llegaran las que iban a atenderme. Pero al salir del baño, la habitación ya estaba llena de personal: mujeres preparadas con todo lo necesario, y cada una se había acomodado en un cierto espacio de la habitación. Al entrar, instalaban lo que iban a ocupar conmigo y, al verme, dejaron de hacer lo que estaban haciendo y se callaron. — Buenos días, señora... El señor pidió que bajara a desayunar antes de que inicie su día — La voz de Alonso en la entrada, antes de darse la vuelta y salir de mi vista. Nuevamente, mi atención se centró en las empleadas, quienes sonreían con respeto, pero no se atrevían a mirarme. ¿Qué se podía esperar cuando se trataba de trabajar para la mujer de un loco que es conocido por lo cruel y sanguinario? Mejor terminé de alistarme para bajar a desayunar. Al bajar, lo miré de espaldas. Escuchaba que hablaba con alguien por teléfono, pero no entendía. - Je veux la robe avant deux heures de l’après-midi... Je m’en fous de la foutue circulation. Qui est là pour l’événement de ce soir? - Ni idea, pero su tono de voz no me gustaba y daba un poquito de miedo. Llegué a la mesa y colgó al instante, viéndome de una manera diferente, serio y un poco molesto. - ¿Pasa algo?... ¿Quieres que te ayude en algo? No sé. - No recibí respuesta en un buen momento y su mirada se estaba tornando oscura. Lo único que se me vino a la cabeza era que estaba volviendo el amargado. - No me quieres... ¿Por qué dijiste ese nombre anoche y no el mío? - No esperaba eso. Seguí siendo el mismo, pero su mirada se volvió triste y decepcionada. Y ahora, ¿de qué habla? Yo dije un nombre. Al principio, me quedé en silencio pensando, recordando. - Yo... No sé de qué hablas... No dije nada... Y claro que te quiero. - -Te escuché susurrar el nombre de otro hombre anoche... y no me gusta-. Sus palabras salían cargadas de celos, pero se contenía para no mostrarlos como lo haría el otro Demian. -Escucha... No fue mi intención decir el nombre de otro hombre... Lo dije durmiendo y ni siquiera sé qué fue lo que dije...-.Si hubiera sido el otro, ni explicación le hubiera dado, pero con él sí, porque no me alzó la voz ni trató de lastimarme; al contrario, se miraba tierno y celoso. - Dijiste el de tu ex... Ahora tú eres mía, me perteneces y solo quiero que me quieras a mí, que sueñes conmigo, que pienses en mí...- . Lo decía de una manera que me derretía el corazón; ahora entendía por qué sus pequeños celos. No podía evitar pensar en mi Christopher. Con su actitud linda y tierna, me recordaba a él. Tuve que tomar sus manos y darle a entender a ese Demian que adoraba que lo quería y que solo fue un error mío. Solo así es que se quedó tranquila y pudimos desayunar felices. No debía tardar, ya que me estaban esperando arriba para el gran día. Al terminar, me despedí con un beso en su frente y, antes de que pudiera marcharme, me tomó del brazo, jalándome y sentándome en su regazo. Sin previo aviso, me besó. —No te veré en todo el resto del día... Un beso que te robé no es nada—. Claro que sí, un beso no era nada, pero sus manos ya iban a otro rumbo, subiendo por debajo de mi bata y tomando mis muslos qué soltó un jadeo y su mirada era de lujuria, era algo que tanto sus dos personalidades tenía, eran demasiados calientes. —Pero ya tengo que irme... Me están esperando y no quiero que tome más tiempo del debido y menos hoy qué es un día importante—.
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