PARTE I.
Se escuchó el cacareo del gallo que tenían en el patio y me cubrí la cara con la almohada, no quería levantarme, mi rutina era lo más cansado y agotador del mundo y necesitaba diez minutos más en la cama aunque eso no arreglara el hecho de salir a trabajar y regresar deshecha.
— Vamos Lori, tu padre dijo que si no estabas lista te ibas a tener que ir en bus y sabes lo que hará si llegas tarde— Y allí está la consecuencia de mi decisión.
Yo no quería estudiar en la universidad hasta saber lo que realmente quería ser para toda mi vida y esa decisión me llevo a la tienda de mi papa que es una floricarpinteria, y quisiera decir que trabajo en la floristería.
Porque no, trabajo en la carpintería haciendo sillas, mesas y todo lo que lleva madera y es tan cansado.
Y no es que no me guste, porque haberlo visto toda la vida me llevo a tomarle cariño pero llegan tantos pedidos que al mediodía ya estoy tirada en el mostrador de la floristería quejándome con mi mama.
— Ya estoy despierta— me levante y restregué mis manos en mi cara— creo que hubiera sido mejor que tomara cualquier carrera— mi mama sonrió y yo salí de la cama.
— No es hora de arrepentirte, solo sigue el trabajo y ruega por tener ya una carrera en mente cuando termine el año— se fue y me dejo arreglarme.
Lo hice lo más rápido posible y baje corriendo para tomarme aunque sea una taza del elipsis mágico.
— Te salvas que no decidí irme sin ti— Lo mire mal.
— Eres un exagerado, no entiendo porque abres tan temprano— él tomo café y me miro seriamente.
— Porque quiero, porque puedo y porque hay clientes que atender— y antes de yo decirle algo sonó su teléfono, me mostro la pantalla y bajito me dijo ‘’yo si trabajo’’.
— Má… ¿por qué ese señor que dices que es mi padre es tan insoportable? — mi mamá me miro mal.
— Respeta a tu padre, porque así de insoportable eres tú y así mismo era tu abuelo— sonrió de lado y se devolvió a la cocina.
Termine de comer, busque mis cosas y salí para irme con el señor gruñón.
— ¡Damián! Ya vámonos— le grite mientras salía y vi que ya su camioneta no estaba
Marque su número y espere a que contestara.
— Si no querías que fuera a trabajar me hubieses dicho y me quedaba en mi cama descansando— casi gruñí y él se burló de mí.
— Luego dices que el gruñón soy yo— escuche el motor del auto y me moleste más— te vienes con tu madre—y colgó
Entré indignada y me tire en el sofá bufando, me estresaba en sobremanera como se comportaba mi padre.
— Lori… ¿Qué haces aquí?— la mire.
— Se fue y me dejo— gruñí y ella se rio.
— Espera me visto y nos vamos— asentí y ella subió.
Revise mi teléfono y lo tire en mi bolso al ver que no había nada.
Qué triste, una adolescente sin vida social y no es que no tuviera amigos o bueno, no tengo miles pero si tengo algunos, los que me aman tal cual soy y no se molestan si les digo las cosas de frente y sin tapujos.
Siempre he pensado que es mejor golpear de frente que de espaldas.
Mi grupo de amigos está en la universidad, menos uno que decidió quedarse a trabajar con nosotros durante este año mientras decide qué carrera estudiar y a que universidad ir.
Entre todos es el que más me soporta y al único que mi papá acepta que se quede en casa. Aunque creo que es más porque le encanta la carpintería y estoy segura de que si le dieran la oportunidad me cambiaría por él.
El único beneficio de tenerlo trabajando en el mismo lugar es que cuando mi papá no está él hace las cosas por mí.
Hace mucho tiempo tuve un crush por él pero lo deje pasar porque lo prefería de amigo, tenemos mucha confianza y es al único que puedo confiarle absolutamente todo de mi.
Mi teléfono sonó, revise y era Álvaro.
BURRO º: Porque tu jefe me dejo aquí botada.
BURROº: No, hasta desayune con él pero se le antojo hacerme la mañana imposible.
BURRO º: ¿Paso algo?
BURRO