No quise ir a trabajar ese día, me sentía cansada mentalmente.
Primero lo de la persecución y luego lo de Alva y el hecho de que no deje de enviarme mensajes no lo hace mejor, quisiera poder esconderme debajo de una piedra o perderme en un desierto o que me coma un león menos enfrentar lo que pasó.
Mi papá llego tocando mi puerta y yo solo logré cubrirme completa hasta la cabeza, sentí como abrió la puerta y camino dentro de la habitación, suspiré y cerré los ojos.
La cama se undio en la esquina del lado derecho al lado de mi cabeza y sentí su mano posarse allí.
—No puedes huir, tienes que enfrentar absolutamente todo lo que hagas porque ya no eres una niña, eres una chica de dieciocho años que ya casi es una adulta—volvi a suspirar. —los vi cariño y no es que me quiera meter pero creo que debes afrontar lo que tú misma propiciaste, porque tenías dos opciones y te fuiste por la que tu corazón te indicó–quita la sábana de mi cara y me senté—debes aprender que siempre debemos enfrentar las consecuencias de nuestros actos—asentí y me acurruqué en su costado.
—Tienes razón en todo lo que estás diciendo pero no estoy lista para enfrentarlo, no puedo verlo, no quiero hacerlo—senti lágrimas en mis ojos—papá no soy capaz de echar por la borda todos esos años de amistad, simplemente no puedo olvidarme de eso porque y si luego no funciona y pierdo al único amigo verdadero que he tenido en toda mi vida, no podría—él asintió y luego me miró muy serio.
—Cuando me enamoré de tu mamá, me estaba enamorando de mi mejor y única amiga, pensé mucho en los riesgos de eso pero no me detuve, sabía lo que quería y como lo quería, si dejaba pasar el sentimiento sabía que jamás encontraría a alguien igual a ella y le dije—lo mire atenta—y afortunadamente pude encontrar la felicidad a su lado, con dos hijas maravillosas y mucho amor hasta para regalar, nunca fue fácil pero aquí seguimos, porque si no luchas por lo que quieres no puedes esperar a que eso venga a ti de la nada—asentí e hice un puchero.
—Pero ¿y si no funciona?—le pregunté apesadumbrada.
—Nunca lo sabrás sino lo intentas, la vida está llena de retos y de riesgos, sino lo haces nunca sabras que hubiese pasado y quizás estarías perdiendo al amor de tu vida—me levanté y lo miré fijamente.
—Tienes tanta razón y yo tengo tanto miedo que solo quiero esconderme aquí hasta que se me olvide lo que hice y a él se le olvide que lo hice—me tape la cara con mis manos.
—Hija, no puedes esconderte por tanto tiempo y si no hubiese dado el paso lo hubiese dado él igualmente y estarías en este punto sin importar que, por eso debes dejarte de tonterías y enfrentar la realidad como te he enseñado que se hace—me abrazo y se levantó—se que no vas a salir de aquí pero espero que algo de lo que dije sirva para que te des cuenta que estás siendo una cobarde—lo mire mal y él se encogió de hombros—eres mi hija y yo estoy para decirte la verdad—me tiro un beso y salió de mi habitación.
Tenía tanta razón y yo tenía tanto miedo que pensar en llamarlo me llenaba de pánico pero sabía que tendría que hacerlo en algún momento porque aplazarlo solo me llevaría a sufrir más de lo que lo haría el aceptarlo.
Me tiré en la cama de espaldas y me cubri la cara completamente y pegue un grito, que difícil es todo esto del amor, lo odio definitivamente.