Casi un mes después de haber comenzado a disfrutar del mundo sin ninguna responsabilidad, Ángela y Carlo entraban a las oficinas centrales de la Agropecuaria de la cual eran dueños la familia Mendieta.
Ángela estaba un poco nerviosa, su licenciatura en ciencias de la comunicación posiblemente no le sería de mucha utilidad en el puesto que su esposo decidiera darle, pero estaba bien, tenia tiempo para aprender, porque si mal no recordaba, el suceso que les cambiaría la vida a esa hermosa familia que amaba no sucedería pronto.
—Probablemente debería de estudiar algo más relacionado a administración o comercio —dijo la chica entrando a la oficina que había sido preparada para ella, sin tener consciencia de que el hombre que se acercaba a su puerta abierta le estaba escuchando.
—Sería b
