—¿Hay algún problema con que quiera volver a trabajar? —preguntó Ángela deseando que no le diera una respuesta afirmativa.
—No —dijo Carlo de pronto—. O, al menos no la habría si te sintieras bien. Pero no parece ser el caso. Ayer tu madre...
—Está bien —interrumpió la joven—, este revoltoso ya prometió que se va a portar bien, así que está bien.
Carlo miró a su esposa confundido. No la entendía nada de nada. A penas unos cuantos días atrás se había vuelto loca con la noticia de que serían padres, la había pasado terrible con los malestares del embarazo los días pasados y hoy despertaba asegurando que su hijo se portaría bien desde ese momento en lo delante.
El hombre se rascó la cabeza sin atinar a qué creer, pero al verla olfatear su desayuno y relajar los músculos de la cara con
