**ALAI**
Tomé uno. Mis manos no temblaban esta vez. No porque no tuviera miedo… Sino, porque estaba aprendiendo a esconderlo. El líquido era frío, dulce, artificial. Todo, en esta casa, parecía fabricado para parecer perfecto. Pero nada lo era.
Mientras él seguía discutiendo, yo me permití mirar las maletas una vez más. No eran solo equipajes.
Eran evidencia. Pruebas de que mi libertad había sido empaquetada y etiquetada sin mi consentimiento. Y, sin embargo, ahí estaba yo. Bebiendo jugo en una sala ajena. Esperando instrucciones de un hombre que hablaba de mi destino, como si se tratara de un envío más en su agenda. Pero aún no estaba derrotada. No completamente.
Así que esperé. Callada, observando. Como hacen los que no tienen poder…
Pero aún tienen un plan por construir. —Estás l
