CAPITULO QUINCE

1388 Palabras

Elena se queda helada, sorprendida y asombrada. No se había imaginado que Christoph, a pesar de su aparente seriedad, fuera capaz de tales gestos de amor y consideración. Mientras Elena procesa la información, Annika se aleja, dejándola con una nueva perspectiva de Christoph. —¡Ese hombre realmente te ama, Annika! —murmura Elena, aún asombrada, mientras Annika se aleja con una sonrisa radiante en su rostro. —¿Tú crees? —una chispa se encendió en su corazón, sonrió sin motivo—Mi madre está sola. —Sí, lo creo, ahora la enfermera salió a comprar unas cosas que necesita. Con una sonrisa traviesa en su rostro, Annika corre hacia la habitación de su madre. Al entrar, se encuentra con una escena que le rompe el corazón: su madre, cada vez más débil, yace en la cama con los ojos cerrados. Sin

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