La situación de la Regina era cada minuto más complicada, Montserrat estaba en una camilla debatiéndose entre la vida y la muerte sin tener ayuda de casi nadie, solo de esas inyecciones con las que se esperaba que su cuerpo reaccionara de forma positiva y que su sistema inmune lograra hacer algo por ella, pero en realidad la batalla solo la libraba ella, ella y su esposo a través de aquella ventana por la que le permitían verla hasta que su condición mejorara, podía infectarse o de hecho ponerla peor a ella y en su estado aquello no era bueno, moría por romper ese maldito vidrio y estar junto a ella, pero por su bien no lo hacía. Alexei estaba a punto de enloquecer, solo habían pasado un par de horas desde que Andrew había partido del país y esperaba que se le entregara un nombre, específ

