Capítulo 31

2201 Palabras
Era un sueño, tenía que ser un sueño, Liam la estaba besando frente a todos. Su madre tenía la boca abierta por la sorpresa. Amalia aplaudía y brincaba de la emoción. Ángel puso los ojos en blanco, de nada le sirvió la plática que tuvieron. Al final Liam incumplió el trato, Ángel se puso de pie y camino directo a los jóvenes que se separaban para respirar, su esposa lo tomo de la mano para que no hiciera nada que arruinara la fiesta. —¿Es un sueño?. —Pregunto la castaña sin creer lo que acababa de pasar. —No lo es. —Liam la abrazo dándose cuenta de que todos los miraban, acababa de besar a la castaña frente a todos y se sentía bien, se sentía libre, capaz de enfrentar al mundo. Ángel aclaró su garganta para llamar la atención de su hija y Liam. —Lindo espectáculo. —Angie se llenó de vergüenza por el momento olvido que se encontraba su padre observándolos y que estaban todos sus conocidos. —¡Papá!, yo lo besé. —Hablo suave ella para que los demás no escucharan, no quería que su padre se lanzara a golpear a Liam, Angie ignoraba que su padre conocía sobre lo que Liam sentía por ella. —Me gustaría bailar con mi hija. —Ángel le ofreció la mano, y ella feliz la acepto, él no se miraba molesto, al contrario, le sonrió a Liam con un asentamiento de cabeza. —Por favor mi princesa solo cuídate, no quiero que dejes tus estudios o que tus notas bajen. Le dijo Ángel bailando con ella una canción que comenzó a sonar. No crezcas más. —Y pensar que te cargaba en mis brazos, el día de ayer. Comenzó a cantar Ángel. —tan rápido 18 años, no puede ser. Angie se escondió en su pecho, disfrutando de los pasos lentos, dejándose llenar de ese amor que su padre siempre le brindo, las lágrimas comenzaron a caer con cada palabra que su padre decía. —Recordar toda la alegría que me has traído y mirar en el ser hermoso que te has convertido. Como si de arriba, me dieron demasiado como un regalo que no merecí. Ángel se separa un momento de ella, le dio una vuelta para luego volverla abrazar. —Como si jamás te me marcharás, ojalá pudiese pedirte que ya. Por favor no crezcas más. — Ángel le dio un beso en la frente con sus ojos llorosos, recordando todos los momentos en los que paso con su pequeña. Era un video el que pasaba por su cabeza, las imágenes de todas sus travesuras, las veces que se metía bajo las sabanas por miedo a dormir sola cuando por primera vez golpeo a un niño porque este jalo de sus coletas. El berrinche que hizo para que le compraran una guitara y pasar en el establo con ella, así los demás lograran dormir, ya que no dejaba de tocar la guitarra. Recordó el primer momento en que la tuvo en sus brazos, esos días se sentían tan lejanos, parecía que cerro los ojos y sus hijos estaban a un pie de estar fuera de casa para hacer sus vidas. —Lo odio, en verdad lo odio te está robando de mis brazos. —Le dijo a su hija mirando a Liam. —Él no me está robando de tus brazos, miradme padre, aquí estoy tomando tus manos porque siempre has sido mi soporte, solo estoy aprendiendo a caminar sin ti, a soltarme, pero no estoy lista para volar lejos. —¿Cuándo fue que creciste tanto?, mi castaña hermosa. —Los tacones hacen muy bien el trabajo. Ángel comenzó a reír y le dio otro abrazo. Lucia miraba a padre e hija, aquella imagen era única, se preguntó como era posible que estaba viviendo ese sueño, aquello parecía tan irreal. —Dentro de un mes me iré, pero volveré por ella porque la elegí a ella. Dijo Liam. —Creí que preferías cumplir el último deseo de tu madre. —Me encantaría, pero esta es mi vida y no quiero terminar viviendo atado a la infelicidad solo por cumplir los deseos de otros. Desde hace tiempo quería un cambio en mi vida, quería sentirme vivo y al fin me siento así. ¡Gracias a ustedes!. Lucia le extendió la mano y lo saco a bailar. —bienvenido a la familia. — Los invitados disfrutaban de los platillos y de la música, la noche era mágica en el restaurante la Diosa Fénix. Amalia había ignorado a Gabriel toda la noche, bailaba con algunos conocidos de su misma edad, hijos de amigos de Ángel y Lucia. Gabriel se dio cuenta de que ella lo evitaba e ignoraba sus mensajes, aunque en varias ocasiones trato de acercarse, ella se alejaba. Cansado del comportamiento de Lía decidió disfrutar de la noche y darle de su propia medicina, tenía problemas con Ximena y su insistencia de buscarlo a pesar de que el término con ella. Gabriel sentía cosas por Amalia, no sabía en qué momento dejo de verla como la mejor amiga de su hermana, ¿en qué momento dejo de verla como una hermana?. Se quedaron en la casa de sus padres después que la fiesta termino, ya que era de madrugada y el restaurante tendría que volver abrir la puerta al público, Ángel se quedó a ayudar a ordenar todo, con la ayuda de varios invitados logro terminar rápido. La casa de la pareja no era muy grande, por el hecho de que siempre vivieron solo, la casa solo tenía dos habitaciones en las cuales Gabriel y Angie dormían cuando se quedaban. Los jóvenes decidieron compartir la cama, Gabriel se quedó a un lado de su hermana y en el otro extremo dormía Amalia. Liam tuvo que quedarse en el sillón por órdenes de Ángel, aún le parecía que todo lo que estaba sucediendo en su vida estaba pasando. Tenía nuevos sentimientos, tenía emociones que no experimentaba de hace tiempo y sobre todo tenía nuevos sueños, los que perdió cuando su madre falleció. —Que descanses Liam. —Le dijo Lucia cuando termino de apagar las luces. —Igualmente señora Lucia. Otra vez el mismo sueño, aquel hombre sobre la moto no era su padre, de eso ya no había duda, ¿entonces quién era?. “Tío Joel, sé que eres tú”, dijo la castaña en sueños, “¿por qué aún tengo el mismo sueño?”. Angie no obtenía respuesta, los sueños se repetían y a pesar de que trataba de comunicarse con aquella persona jamás lo lograba. No era como los sueños de Lucia aquellos que siempre respondía a sus preguntas. Ella tenía miedo de las motos, cuando era pequeña miraba a su padre y deseaba aprender, sin embargo, al subirse en ella el pánico de tener un accidente y perder la vida la asustaba mucho. Se despertó con demasiada hambre, preguntándose ¿por qué aún tenía ese sueño?, miro a su alrededor abriendo lentamente los ojos, su hermano se encontraba junto a Amalia, ellos estaban abrazados, ni siquiera sintió cuando su hermano se movió. Salió a la cocina para tomar un buen desayuno, aunque era pasada las diez ella deseaba estar en cama si no fuera por su estómago. —No lo vayas a arruinar. —Escucho las voces en la sala, se detuvo al ver como uno de sus primos estaba tatuando a su tío. —Te juro que si lo arruinas te voy a patear el trasero. —Ya papa no seas llorón, ni el abuelo se quejó tanto. —Hola, hermosa. —La saludo su tío Alberto, quien sostenía una taza de café. —Buenos días, Tío, ¿qué está pasando?. Ella no dejaba de ver como su primo acercaba la máquina a la piel de su tío. —Tu novio le dio color al tatuaje de tu padre un retoque al fénix y David quiere hacer lo mismo con tu tío. Ángel salió de la cocina junto a Liam, ambos llevaban bocadillos. —Buenos días, cariño, ¿tienes hambre?. —Le pregunto su padre. —Vaya, te retocaste el tatuaje sin mí. —Se quejó la castaña. —Me prometiste que estaría presente cuando lo hicieras. —Lo olvidé. —Ángel abrió los ojos llevándose una de sus manos a su cabello. —¿Olvidaste que me dejarías hacer uno?, ¿olvidaste que sería mi regalo?. Angie se puso las manos en su cintura, mirando seriamente a su padre. —Tío, ¿permitirás que se haga uno?. —David dejo de tratar de retocar el tatuaje de su padre y le pregunto a Ángel. —Abuelo, puedo hacerme uno cuando cumpla los 18 también. —No. —Grito el padre de David. —Vamos, papá, tú tienes uno, el abuelo tiene varios, el tío Ángel también, él le ha dado permiso a la castaña, ¿por qué yo no?. —Se quejó David. —Joder, no tengo respuesta para eso. Angie se acercó a su padre sonriendo como demente. —Ya tengo 18, quiero mi tatuaje. —Yo no pienso hacértelo. —Le dijo Liam, la sonrisa de la castaña se borró al escucharlo. —No eres el único que sabe hacer tatuajes. —Está bien Liam, puedes hacerle uno, pero no hoy. —¿En serio?. —Dijo Liam y Angie al mismo tiempo. Angie preguntó emocionada, mientras que Liam pregunto sorprendido. Liam creyó que Ángel se negaría, no que permitiría que la castaña se manchara la piel. —Claro, te lo hará cuado tengas el título que diga que ya te graduaste y no el de bachillerato sino de una profesión. —No es justo. —Se quejó ella. —Me parece bien. —Liam le dio una sonrisa complacida con la idea de Ángel. Angie se cruzó de brazo, pero no dijo nada, se sentó junto a Liam y comenzó a comer lo que se encontraba en la mesa. Por otro lado, Amalia abría los ojos encontrándose en los brazos de Gabriel, sonrió al verlo junto a ella y estar rodeada de sus brazos la hacía sentir feliz. Se restregó a él, asta que se acordó del día anterior. Se puso de pie despertándolo. —¿Qué crees que haces?. —Le preguntó molesta. —¿supones que ya olvide lo de tu noviecita?. Gabriel no sabía que había pasado, él se encontraba en lo más profundo de su sueño, no sabía por qué Amalia lo había despertado tan bruscamente. —¿Qué hice?. —Pronuncio abriendo los ojos queriendo adaptarse a la luz que entraba por la ventana. —¿Qué hice?. —Lo remedo Lia saliendo de la habitación echa furia. —Todavía se atreve a preguntar, su novia casi me deja sin mis tres pelos, ¿y todavía pregunta?, es un descarado. —¿Hablando sola?. —Angie se topó con su amiga, aunque no puso mucha atención a lo que ella decía si escucho que de su boca salían algunas palabras sin sentido. — ¿A quién estás maldiciendo?. —A nadie, solo me preguntaba a donde estabas. Amalia no quería decirle a su amiga que aquella maldición era para su hermano, que era un mentiroso jugador, falso, embustero. Tenía ganas de llorar y contarle como se sentía en ese momento; sin embargo, sentía pena, no podía decirme “cada noche me escabullo de tu cuarto para dormir con Gabriel y devorarme sus labios”. No podría decirle que aquella tal Ximena la había atacado porque ella era la amante de Gabriel, sería muy vergonzoso, por ende decidió no decir nada y seguir guardando su secreto. —Angie despierta a tu hermano, tu padrino los llevará de regreso. —Si papá. Por la tarde los cuatro jóvenes volvieron a casa, su abuela estuvo unas cuantas horas con ellos y luego lepidio a Ángel volver a casa, ya que ella era ya muy vieja para esas cosas. Aunque le insistió que se quedara en su casa, ella quería regresar y dormir en su cama. Cesar tuvo que hacer el viaje y perderse gran parte de la fiesta. Como el beso de Liam con Angie, el baile de Gabriel junto al primo o la competencia de los mellizos primos de Ángel. Cuando regreso ya la fiesta estaba llegando a su final, él se ofreció en llevarla así que solo le quedo lamentarse, los jóvenes se quedaron dormidos en el auto a pesar de aver dormido todo el día. Cesar coloco música y comenzó a cantar para no dormirse, a pesar de que la vida de Cesar no fue lo que él esperaba, se encontraba feliz de tener dos ahijados que lo querían mucho. Miro a los jóvenes por el retrovisor, ya no eran unos bebes, ellos estaban creciendo tan rápido y el aun si tener un hijo. Catalina lo dejo y se casó con Junior, ahora ella tenía una familia y él seguía amándola. Gabriel se encontraba en medio de las dos jóvenes, Lia se recostó en la ventana, mientras que Angie se dejó caer en el hombro de su hermano. Amalia no quería ni mirarlo, los celos la carcomían.
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