NARRA CIARA ALLEN Me separo de la pared y lo observo, contrariada. Por un segundo, dudo, pero luego me digo que debe de ser una de sus mentiras, como cuando dijo que iba a entender si yo elegía a Mathias o cuando dijo que no me iba a hablar durante está fiesta. —Mientes. Buscas cualquier pretexto para desligarte de lo que has hecho —rebato. —No. Te lo juro —replica—. Yo no te he despedido. ¿Cómo crees que lo haría, si sabes muy bien que nadie más soporta mi temperamento y yo no soporto a ninguna otra persona trabajando a mi lado? —Ay, por favor —espeto con ironía—. Como si no lo has hecho antes. —Sí, Ciara. Pero eso fue cuando no sabía qué tanto te necesitaba a mi lado. —No me salgas con esas estupideces. —Bien, no me crees, pero te lo puedo demostrar ahora mismo —dice y saca su tel

