NARRA CIARA ALLEN Mi estómago cae, dando un vuelco en mi interior cuando escucho lo que Prady dice. Mi pulso late con fuerza, el sonido de su voz asustada es fuerte en mis oídos. Un pequeño grito ahogado sale de mis labios mientras mis ojos se abren, mi visión llena de oscuridad en el luminoso sol de la tarde. Me estremezco, pero como puedo, tomo fuerzas y valentía de donde no tengo, porque debo proteger a Prady y en un movimiento rápido la giro, poniéndola tras mi espalda y me paro firme, ocultándola de modo protector. El hombre, con actitud relajada, se para a unos escasos metros cuando los guardaespaldas lo obligan a detenerse. Se cruza de brazos, ensanchando la sonrisa maliciosa que hay en su boca y con los ojos clavados en los míos. Sin pensarlo dos veces, hago lo primero que se me

