Sentimientos

3207 Palabras
Para mediados de junio estaba lista para mis vacaciones en el hospital. Era mi último día de trabajo y había pasado con éxito la segunda temporada de exámenes, estaba feliz y en la única persona que pensé en compartir todo aquello era Eldrick. Hacía un par de semanas que casi ni nos veíamos estaba totalmente entregada al estudio y a mi trabajo, seguía estando al pendiente de mí y antes me dijo algo que me tenía dando vueltas a cada rato en la cabeza. "Me he quedado más de lo que tenía pensado porque no quiero que vuelvas a tus malos hábitos en la comida, en especial ahora que estás por concluir un ciclo acdémico, puedo ser de apoyo para ti tu tambien me has ayudado, pero lo más probable sea que tenga que irme de un momento a otro" ¿Se había quedado por mí? Ojalá. Podría ser mitad excusa o totalmente cierto y como quien adopta una mascota se le arruga el corazón al pensar en dejarlo sin nadie que le de los mismos cuidados. Aunque desde siempre había esperado que un día ya no estuviese y se fuera tal cual como había llegado, tenía la convicción que se despidiera al menos y me escribiera desde donde estuviese. Por esa sensación de desasosiego cuando él llegaba o lo veía en casa internamente me llenaba de alivio. Y un día se me salió decirle que no queria que se fuera tan rápido, sonaba muy triste casi como si sintiera que me abandonaba, no sé cómo fue que se volvió necesario. Tal vez solo quería sentir por una vez que más allá de hacerlo por mí quisiera quedarse por él y eso probablemente no sucedería. Tampoco estaba plenamente conciente de los sentimientos que comenzaba a tener, porque su estadía era pasajera y por lo menos teníamos el tiempo que pasamos juntos compartiendo. Eso no se podría borrar. Entré al super de la esquina por unos chocolates para aquietarme los pensamientos y celebrar. Me los merecía por ser tan buena estudiante y para mi sorpresa él estaba allí, sonreí como por instinto y descargué mi felicidad abrazándolo, esos abrazos se habían vuelto más habituales y espontáneos. - ¿A qué se debe tanta alegría pequeña salvaje? - me devolvió el abrazo y no tuve cabeza de responder, solo quería quedarme justo en donde estaba por unos segundos robados más - ¡Es oficial Eldrick estoy de vacaciones! - entonces pude ver a la cajera poner cara de sorpresa – pagaré todo esto y... – tomé 3 cajas enormes de chocolates juntándolas con el resto de las cosas que Eldrick tenía en la caja - Ni de chiste señorita – devolvió una de las cajas a el mostrador y me giré con mi mejor sonrisa falsa - Lo pagaré y no quiero discusiones - dije entre dientes, parecía no escucharme y ella le recibió el dinero por lo que me pareció mucho rato con miraditas coquetas La mujer me sonrió por cortesía pues él dejó que le coqueteara tan evidentemente era muy incómodo y mencioné que teníamos que irnos. Ttenía la impresión de que no me prestó la mínima atención, siquiera recordaba mi presencia disfrutando de la sonrisa de la cajera. Mi día de pronto se arruinó, pase de la felicidad a una detestble molestia que me oprimia el pecho. En un segundo estaba de muy mal humor. De la manera mas infantil tomé mis chocolates y salí lo mas rápido del lugar. En mi huida ella se despidió coqueta y Eldrick la llamo por su nombre. Fue suficiente. Caminé lo mas rápido que pude sentía que podía ahorcar a alguien mientras lo escuchaba llamarme.  Me molestaba que devolviera mi tercera caja de chocolate y que coqueteara a esa chica sin prestarme atención a lo que decía. Estaba furiosao celosa. ¡Lo sabía!. En casa no quise hablar atiborandome del dulce, ni siquiera queria escucharlo y por primera vez quería que desapareciera. Se acercó preguntándome cosas, no pensaba hablarle así que empezó a jugar con mi oreja - ¡Vamos Abi! era demasiado chocolate y te lo comerás sin respirar en menos de media hora - Es mi asunto, porque no te quedaste platicando a gusto con la cajera, Emma – enfaticé su nombre - mientras me atraganto con estos... tomé un pedazo enorme y lo embití en mi boca. Estaba actuando como una niña loca, pero no lo podía controlar y me enfadaba aun mas. - ¡Oh, Oh! Ella es bonita ¿la conoces? – susurró en mi oído - ¿¡La conoces tú!? - me giré de pronto en seco preguntando con enfado y me di cuenta que me estaba saliendo de control - ¿Estas celosa? – me miro con las cejas enarcadas y resoplé con un ademán. No pensaba seguir dándole motivos de lo que era evidente Lo sentí pasearse detras de mi y decirme entre risas que era una niña malcriada. Lo miré y juro que quería cruzarlo con la mirada. Era la primera vez que él me producía esa clase de sentimiento. Mi cara estaba roja estaba segura. Eso resumía todo y quizá tenía razón estaba comportándome como una niña me fastidiaba enormemente que me lo dijera, nunca discutíamos. De hecho era yo la única que estaba enfadada en ese instante y quería que él lo estuviese aunque sea una vez, pero a él señor Eldrick nada parecía nunca enfadarlo. Más bien parecía divertirse con ello. - No sé por qué estas tan molesta, lamento haber colaborado para cambiar tu feliz primer día de vacaciones, ¿puede que esto se deba a que estés en tus días del mes? - Me giré con los ojos abiertos de par en par lentamente como película de terror. Se acabó, estaba claramente declarandome la guerra  – ¿ahora eres mi calendario menstrual?. Que sexista, entérate que no te necesito para ello, y cada vez que hablas empeoras las cosas. Deberías irte – me cruce de brazos y se hizo el silencio, me arepentí  cuando pensé bien el significad de lo que había dicho. - Lo siento, era una simple broma pequeña salvaje. Puedo irme ahora mismo si eso te tranquiliza, hoy he descubierto que eres bastante celosa – Reía y más me hacía enfadar porque me había llegado a conocer tanto en tan poco y porque sería tan claro que para mi él era mas que un pasajero rommie. Celosa, ¿por que debía estarlo? Eldrick no era de mi propiedad, estaba al borde de explotar - No sé que te hace pensar que estoy celosa, me molesta que pagaras cuando te dije que lo haría yo. No tomas en cuenta lo que quiero – balbuceé mientras masticaba más chocolate - Querías el chocolate y lo tienes – ¿que quería decir con eso? - Rezongué repetidas veces explotando al fin con impotencia – actúas como mi padre Eldrick y no quiero a estas alturas de mi vida uno, debiste llegar hacia 20 años atrás – con esas palabras me sentí liberada y a él se le borró la sonrisa divertida - Me hubiera gustado mucho señorita. Como padre adolescente hubiese sido muy irresponsable, te fue bastante bien sin mí ahora eres una excelente profesional, tuviste unas madres amorosas que te educaron y cuidaron- resoplé no tenía caso seguir discutiéndole cuando era imposible averiguar si hablaba en serio o jugaba - puedo reivindicarme el hacerte enfadar y llegar 20 años tarde a tu vida, te tengo una sorpresa – puse los ojos en blanco - sé que no tienes muchos amigos o casi ninguno y tampoco has vivido ciertas cosas. Así que tengo boletos para un concierto entre las sinfónicas más populares, algunos músicos chelistas, violinistas y otros – miro su teléfono mientras me hablaba - aquí dice que son jóvenes y combinan la música clásica con ritmos más actuales - me miró confirmando que tenía mi atención – es un fin de semana completo en Florida – ladeó la cabeza sonriéndome de forma tan dulce. No puede ser, iba a convencerme - ¿ya estás de mejor humor? Y como no estarlo si me sonreía con una disculpa nada disimulada en una mueca, yo tambien estaba aprendiendo por mucho a conocer algunas de sus expresiones. No mentía con esos ojos tan verdes y tan claros fijos en mí. O podía ser que la idea de asistir por primera vez a un concierto me animara más de lo que pensaba y el chocolate hizo su efecto tranquilizante - Tu ganas – dije, pero no le sonreí. Sonó de hecho algo a derrota - Se puso muy serio y se acercó agachándose junto a mi - Abi, quisiera que vivieras un poco y disfrutaras de otras cosas y estas pequeñas pausas son exactamente para eso. Apuesto que te encerrabas a estudiar antes y está bien, pero he visto cómo te entregas dejando que pasen los años más bonitos de tu vida. El próximo año harás la residencia y las vacaciones no estarán contempladas, no todo es extremo – tomo mi mano y la besó con ternura - eso lo se ahora - Gracias - aparté la mano brúscamente - pero no sabes que será de mí el año próximo porque no estarás – lo miré fijamente y al fin le sonreí apenas muy forzado. Me miró con cierta tristeza a mi reproche y me sentí culpable – Gracias por estar aquí todo este tiempo, conmigo  Estando cerca volvía en mi la calma y a su rostro volvió la sonrisa. Acarició mi mejilla, parecía un momento suspendido en el tiempo, hasta que lo rompió robándome un poco de chocolate repitiendo "No todo es extremo Abi". Unos días después estaba lista para ir a Florida. Prepare mi maleta para ir a la playa de seguro me restablecería mis niveles de ansiedad y "el sol es promotor de la epitelización y circulación, ayuda al organismo para la generación de vitamina D, que metaboliza en los riñones para contribuir con la absorción y deposito de calcio en los huesos". Siempre que estaba nerviosa evocaba la medicina, recoloque mis anteojos y suspiré. Aquella mañana temprano al ver la camioneta no pude resistir reír y preguntar si llegaría a salvo a nuestro destino. Eldrick hacía de todo para no demostrar que detrás de él había mucho dinero o simplemente le gustaban las cosas en extremo sencillas. Jamás lo admitió, aunque yo estaba convencida y nunca se lo mencioné porque no tenía ninguna importancia. A pesar de que me daba mucha curiosidad en el fondo me encantaba el misterio que envolvía nuestra inusual amistad. Lo único que parecía tener valor al verlo era un reloj plateado enorme que era sin duda lujoso, el resto de él era tan sencillo como guapo. Con esa camisa oscura de botones arremangada hasta sus codos que disimulaba muy poco un torzo bien trabajado en actividades deportivas, sus jeans  desgastados que le quedaban como un guante y esos lentes oscuros  que no dejaban ver su verdoza mirada mientras el viento jugaba con su cabello corto y rubio. Me hacían pensar de momento "¡madre mía, como me gustaba este hombre!" ¿y a quien NO? sería la pregunta que inmediatamente repetía mi nuevo mantra "mejor no pensar demasiado en ello, concéntrate". Él parecía emocionado de subirse y conducir por horas. Ese plan era según decía más relajante que subir a una avion. Cuando eche un vistaso dentro definitivamente me quede sin palabras, su interior era otra cosa, estaba diseñada para ser un cómodo compañero de viaje. La historia de la dichosa camioneta salida de la última moda de los años 80 era muy interesante, su padre la había comprado para repararla juntos, cosa que no llegó a suceder porque trabajaba mucho y el tiempo jamás llegó. Mencionó aquello con tristeza. Por fuera era una reliquia y había restaurado según él su interior hacia 14 años cuando empezó a viajar. No la veía desde hacía 6 años cuando salió de Carolina y de pronto rejuveneció aún más conduciéndola como si regresara a sus... 20. Decidí no interrumpir su historia por si al fin me revelaba un poco más sobre él y su contagiosa euforia nostálgica dejó que sus palabras fluyeran. Había viajado por todo el mundo y cuando digo todo, es todo. De punta a punta. Había estudiado Economía y otras maestrías en el área algunas en América, pero la mayoría había sido en Inglaterra. El idioma que creí era Ruso en realidad era Gaélico, un dialecto tradicional de sus raíces y obligatorio de aprender desde pequeño. Se movía en la bolsa desde que tenía uso de razón. Sus padres ya no vivían y su única hermana murió de un aneurisma a los 37 años. Su familia directa y cercana era una tía y dos sobrinos. Le gustaba la soledad más que las fiestas. Incursionó en todos los deportes extremos desde que era adolescente, pero su amor por el motocross le propinó fracturas y marcas por todo el cuerpo - y yo que creí que había sufrido -  muchas veces hasta pasaba un mes entero en el hospital - era un masoquista - no dijo por qué lo dejó. Hizo una pausa frunciendo el ceño antes de seguir hablando y mencionó que debería poner alguna música. Hasta allí la información que para mí era mucho y poco para el tiempo que habíamos compartido, creo que él también sintió que hablo demás, aún así habían un montón de cosas que quería saber y no me atreví a preguntar. Le dije que estaba bien mirando por la ventana tratando de procesar toda la información de golpe y encajar al divertido, dulce y precavido Eldrick con el rebelde viajero extremo que no temía al peligro. Algo debió pasarle, algo realmente malo. - Sé lo que estás pensando Abi la vida suele ser algo cambiante, pero es una sola y hay que vivirla con cada latido. Yo viví y la vivo al máximo como si... Durara un segundo. Solo que ahora más pausada y aunque no lo creas lo único que quisiera es ser libre - ¿Libre? Cuando has viajado por doquier y hecho lo que has querido? - ¿Crees que lo he tenido todo? – su voz por primera vez sonaba endurecida - No sé casi nada de ti, pero estoy convencida de que a pesar de que aún tienes todo para buscar ser feliz te sientes vacío – miré las preciosas montañas ya en Georgia y suspiré audiblemente – como el departamento en el Magnolia cuando llegué Hubo un silencio extraño después de aquello, no supe porque lo dije siquiera solo salió de mí y me arrepentí al instante. Estaba a medida que avanzaba el camino liberando cargas de estrés, esperaba que él hiciera lo mismo. Me recosté de la puerta y el aire me desordenaba los mechones de cabello que escapaban a mi moño, por un rato largo no hablo más y yo deje que el silencio y el sonido de los autos pasar llenara nuestro espacio. No era incómodo porque su presencia era más reconfortante y creí haberle dado que pensar, mientras yo... "no pensaba demasiado en ello". ¡Florida y sus palmeras! Fue lo primero que me vino a la mente, aunque las playas de Carolina eran bonitas nada como aquel lugar. A mi compañero de viaje no le debieron parecer nada del otro mundo pues había visto hermosuras por doquier, pero para mí era la visión perfecta. Era la primera vez que las veía en vivo sin una pantalla en medio. Cuando llegamos estaba poniéndose el sol y paró en un boulevard en donde comimos y vimos como el cielo se pintaba de naranjas. Nos quedaríamos en una posada por esa noche antes de continuar con el viaje. Eldrick dijo que esos conciertos al aire libre solían ser desastrosos y que al lugar donde íbamos el único desastre sería la gente, habría mucha y al parecer detestaba los lugares llenos de gente  no entendía por qué. Debíamos entrar con la camioneta a un estacionamiento si queríamos evitar caminar más de lo necesario hasta la playa, por supuesto lo tenía todo cubierto. Nos entregaron un brazalete de plástico y para mi sorpresa podíamos disfrutar de cada cosa en el lugar. Estaba compuesto de manera ordenada, aunque de hecho sí había mucha gente podíamos comer lo que quisiéramos sin pagar y pasear de punta a punta por la playa que de por sí era privada con yates anclados. A medida que avanzaba con emoción por el sitio me di cuenta que era un hábitat de ricos en donde pensabas automáticamente "esto es vida" . Le mire con los ojos entrecerrados y solo tuvo el descaro de encogerse de hombros y sonreír, aunque quería al final no hice ningún comentario. El espacio era un terreno de grama enorme, un club y habían sectores de duchas privadas con tiendas de comidas y bebidas. Para llegar a la playa había que caminar un rato y yo estaba dispuesta a conocer todo en detalle así que entré al tocador más cercano que me pareció precioso y me prepare para pasar un día único de verano. Me solté el cabello y lo alborote, me encantaban mis ondas que me llegaban hasta mitad de la espalda. Era demasiado cabello por eso siempre lo llevaba en un moño a lo alto de mi cabeza. Guardé mis anteojos en su estuche y me puse al fin el pequeño biquini precioso que había comprado hacía dos años, ese que no tuve oportunidad de utilizar. Me permití ser la joven que era con un short corto y una camisa holgada sin mangas que rezaba "hot girl" . Me pinte los labios de rojo brillante, hacia que me viera como blanca nieves con mi cabello oscuro y mis ojos azul noche. Me llené de bloqueador con olor a coco y me colgué mis lentes oscuros. Al verme me sentí bien, como si hubiese estado escondida por mucho tiempo en un armario. Me tire un beso diciéndome mentalmente "hola muñeca, ¿en donde habías estado?" y sonreí con diversión. Estaba preparada para dejar tensiones y disfrutar al máximo, como... si durara unos segundos. Cuando salí él me estaba esperando y me miró sin expresión alguna. Parecía que quería decirme algo que finalmente no dijo. Puntos extras para mi, le sonreí tomándolo del brazo y avanzando por el camino estaba muy emocionada por aquel lugar hermoso. El sol ya estaba en el punto exacto esa mañana como para combinarse perfectamente con el agua. Me dijo algo sobre mi cabello y que me llevaría a la playa. Tomó mi mano preguntándome si me sentía bien, yo le respondí sonriente que era imposible no estarlo en ese lugar, y no me soltó hasta que llegamos a la playa. Era preciosa, clara, de ensueño. Susurró que le gustaria grabar mi expresión en ese instante y lo miré sonreír, pero como siempre distraje mi mente con todo a mi alrededor. Con el olor del mar y la felicidad que transmitían todos alli, sin más nos adentramos hacia la playa. Me quité las sandalias al pisar la arena enterrando los pies en su cálido y relajante tacto, sería un fin de semana increíble.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR