Elena no podía creer lo que escuchaba, Gabriel no podía hacerle esto, menos ahora que esperaban un hijo. El desespero comenzaba a apoderarse de ella, su corazón se paralizó por unos segundos para luego comenzar a bombear con la fuerza de un martillo haciendo que su cabeza diera vueltas hasta nublar su pensamiento racional. —¡No es cierto! —Sí lo es, querida Elena. Estamos en el hotel de siempre. Te mando fotos para que te convenzas de que no te miento. La llamada se cortó de súbito dejando a Elena petrificada con su teléfono móvil en la mano. A los pocos segundos el timbre del w******p comenzó a sonar repetidamente anunciando mensajes supuestamente de Gabriel. En su pantalla comenzaron a revelarse fotografías de una mujer desnuda sobre una cama posando con los artículos personales de su

