Gabriel iba camino a su apartamento, eran cerca de las diez de la noche. Había acompañado a Elena hasta su edificio muy a pesar de ella que insistía en quedarse en el hospital, —en caso de que ocurra algo—, argumentaba insistentemente mientras Gabriel y las enfermeras le explicaban que lo mejor era que se fuera a su casa a descansar. La escoltó hasta que la vio entrar con su coche en el estacionamiento, una breve llamada confirmó que había subido. —Hola... —¿Todo bien? —Sí, Gabriel, gracias. —Descansa, pequeña. Y no te preocupes, ya sabes que si llegaran a necesitarte en el hospital te llamaran de inmediato. —Lo sé... —dijo agradecida. —Hasta mañana. —Hasta mañana. Tan pronto colgó la llamada, Gabriel comenzó a sentir que extrañaba a Elena, pensaba en ella y sentía la falta que le

