Capítulo II

2038 Palabras
Veo alrededor del ascensor en el que me subí todas las mañanas para llegar al piso donde trabajo, es uno común y corriente, una caja de metal como cualquier otra con unas bases de dónde apoyarse en la parte trasera y los laterales del mismo. Algo como que te indica que en caso de cualquier accidente te apoyes de las mismas como si eso te fuera a salvar de cualquier colisión, en dado caso es imposible salvarte por tu mismo pie. — Yo si pienso bobadas, siempre en el peor escenario — me reprendo a mi mismo en mi mente Siempre he sido de esta manera, alguien negativo para conmigo pero eso fuera otra persona ahí me ves dándole todo el apoyo humanamente posible, creo que actuar de esa manera es como ser hipócrita conmigo mismo, ese es el peor tipo de daño que te puedes hacer. Proliferar el sueño de los demás, apoyarlos y después tratarse de esta manera no hay peor daño psicológico más que el que te haces a ti mismo. A veces uno trata de ser mejor persona para los demás, cuando debería de enfocarte en ser una mejor persona si, pero para ti mismo. A veces uno da lo mejor de si todo positivismo para con los demás pero de lo que no te das cuenta es que indirectamente les estás dando las herramientas para acabar contigo. El sonido característico que hace un ascensor al llegar a un piso, me hace despertar de mi ensoñación es en ese momento cuando levanto la mirada hacia el panel que indica el piso donde nos encontramos. — Que coincidencia es justo el piso que me toca — digo en medio del ascensor antes de que abra completamente sus puertas dobles Salgo pero veo algo extraño alrededor. En este pasillo hay varios escritorios a los laterales, el mío es el que está más cerca del ascensor. Y la oficina del jefe, está en todo el medio como si de una alfombra roja se tratase él en el medio y los otros empleados como nosotros seríamos los camarógrafos, es una manera algo extraña de organizar todo. Pero lo que me tiene más extrañado es que cada uno de los empleados se encuentran al lado de sus escritorios como si de soldados se tratase, trato de llegar rápido hacia mi escritorio pero es tarde. Escucho unos pasos que vienen rápido a mi encuentro, me tenso en mi lugar sin saber que más hacer en cuanto llega a mí me volteo con un sentimiento muy feo en mi interior, me ve de arriba a abajo, analizando me con una mirada despectiva. — Aquí viene — me digo a mi mismo, no exactamente vinculado a la llegada a mi encuentro sino a las palabras tóxicas de su parte que vendrán en unos segundos. Y no me equivoco. — Que bonitas horas de llegar Señor Airlie — me dice con una burla notoria en su voz —. ¿Acaso crees que está es tu casa?, un lugar al que puedes llegar cuando te da la gana — No señor, lo que pasa — Me importa un comino lo que pase contigo o tu aburrida vida de mierda — me grita en la cara sin dejarme terminar lo que quería decir, bueno realmente se tiene que estirar para poder verme a los ojos —. Si no fuera porque estamos esperando a alguien importante te echara de una vez Así como ese de su boca salen más y más insultos. Pero este es mi pan de cada día, que el me regañe a veces ni quisiera con una razón importante en sí es como si le gustará hacerme esto. Está tan perdido en lo que me dice que no escucha el sonido del ascensor, yo si lo hago pero no me volteo hacia ese lugar debido a que si llego a distraerme aunque sea un poco me regañara más fuerte, y lo que quiero es que ya dejé de tratarme así, muchas veces trate de hacer las cosas mejor. Pensando erróneamente que era esa, pero me di cuenta con el pasar del tiempo que era solo que le disgustaba verme aquí. Percibo por el rabillo del ojo a unas personas que se paran a nuestro lado, en cuanto Avery ve ese movimiento. Dirige su mirada hacia ese lugar, pero antes que él pueda alcanzar a decir algo esa persona habla. — ¿Cree usted acaso que esa es la manera correcta de dirigirse a un empleado? — pregunta con una mirada demasiado fría, solo el ver esa mirada siento como me congelo en mi lugar y eso que no soy el que está siendo atacado por ella —. ¿Ahora se supone que es mudo? — vuelve a preguntar con burla en su voz pero no menos fría que la anterior — ¿Quien es usted? ¿No ve que estoy regañando a este bueno para nada? Además de que estoy esperando a alguien importante — dice con burla en su voz sin dejarse amedentrar por sus palabras — Que mal educada he sido, mi nombre es Aria Cavanaugh Cómo me encuentro observando el intercambio entre ellos me doy cuenta de cada una de sus expresiones, al momento que ella dice su nombre notó visiblemente como el rostro del señor Avery se puso blanco después de escuchar este nombre. — ¿Que tan importante será ella para que él se ponga en ese estado? — aunque debería alegrarme por esto, no siento que debería alegrarme por el mal estado de alguien sea quién sea — ¿Cavanaugh? — tartamudea mi jefe — Así es — dice con saña acercándose un poco más a nosotros —. ¿Que paso señor Avery? ¿Hay algún problema? — Es un malentendido, no es lo que usted cree — dice sumamente asustado — ¿No cree que ya es tarde para eso? — dice con su voz aún más fría, no creí que fuera posible eso —. Antes menciono un despido creo recordar.. La señorita deja esas palabras en el aire, eso me pone tenso al instante porque debido que ese despido que ella menciona se trataba de mi. — Será que piensa cumplir lo que el señor me dijo — estoy asustado de sus siguientes palabras — Si, así es señorita — luego de que dice esas palabras dirige su mirada en mi dirección —. Es que este jóven no cumplió — dice con burla en mi contra Es justo en ese momento cuando ella posicione su mirada en mi, me da un leve vistazo, pero a diferencia de otras personas. El de ella es diferente, no percibo asco en su mirada, no veo esa pose altiva que me imagino que tiene por cómo amedentro a mi jefe, logro percibir algo en la esquina de su boca aunque ocurre tan rápido que no logro darme cuenta de que fue esa reacción que tuvo hacia mí. — ¡Oh! — exclama, me da un último vistazo, una mirada que no se descifrar sus siguientes palabras me dejan no solo a mi sino a todos en la sala estáticos —. Creo que está confundido con algo, déjeme le aclaro continúa:— El despido es para usted señor Avery, usted es el que se irá a patadas de este lugar o es que acaso piensa que después de tratar a alguien así en mi presencia yo me quedaría de brazos cruzados — No, usted no puede Antes siquiera de que pueda continuar la señorita le hace una seña a las personas que se encontraban con ella las cuales se acercan a mi ahora antiguo jefe, se acercan a él para luego indicarle la salida como si de por si ya no la conociera. — Espere un momento, mis cosas siguen allá adentro — No se preocupe nosotros nos encargaremos personalmente de hacérselas llegar — habla como si de un niño se tratase —. Adiós Avery, espero nunca ver su horrible cara por este lugar Los que supongo que son los guardaespaldas de la señorita Cavanaugh, lo guían hacia la salida. Ella me vuelve a ver, esa mirada me hace ponerme nervioso nunca nadie me había dado esa mirada, se acerca a mí. — ¿Que me dirá?, ¿Será que sí me va a despedir igual que hizo con él? — divagó interiormente en los pocos segundos que tardo en acercarse — No se preocupe, su puesto está a salvó no tiene de qué preocuparse, pero necesito que en unos minutos se dirija a mi oficina — me sorprende la voz que usa conmigo es muy diferente a la que uso con mi anterior jefe Asiento sin saber que más decir, ella se dirige con paso pausado hacia la oficina que ocupaba anteriormente Avery, pero antes de entrar se gira en su lugar es en ese momento que no solo yo sino todos nos damos cuenta que nos va quiere decir algo a todos. — Buen día, mucho gusto mi nombre es Aria Cavanaugh a partir de hoy soy su nueva jefa como supongo que habrán escuchado en el anterior intercambio que tuve con su ahora ex jefe Nos informa a cada una de las personas que estamos aquí, incluidos las personas que se encargan de la limpieza, mis compañeros, hasta el vice presidente que logro darme cuenta que está un poco nervioso, como no estarlo ahora no podrá abusar de nosotros como lo hacían anteriormente. — Yo los llamaba en mi mente el dúo del terror — suena tonto pero ese nombre los describe perfectamente — Eso si no crean que como soy nueva no se lo que ocurría en este lugar, ¿No es cierto señor Valium? Creo que hasta las personas alrededor logran darse cuenta de cómo el vicepresidente de la empresa se pone pálido en su lugar, solo alcanza a asentir sin el valor de decir nada casi como si los ratones le hubieran comido la lengua. — Así me gusta — es lo último que dice antes de entrar en dicha oficina En el transcurso de la mañana no solo yo, sino varios aquí vemos cómo van sacando las cosas de la oficina para ser reemplazadas por otras más nuevas, eso hace que la noticia del despido del señor Avery se asiente en nuestras cabezas. Después de un tiempo decidí ignorar el movimiento para comenzar con mi trabajo de cada día. Tardan aproximadamente una hora en climatizar todo en el interior. Cuando todo se encuentra en su lugar, creo que es momento de acercarme hacia la temida oficina. Suspiro antes de encaminarme con algo de miedo a ese lugar, en ese lugar Avery abuso de mi en más de una ocasión, su daño verbal lo tengo arraigado en mí pero no dejo que eso me eclipse ni me dañe. Suficiente daño tuve con el hombre que hizo parte importante de mi procreación, no pienso llamarlo por lo que es debido a que esa palabra no se la merece. Tocó suavemente en cuanto llego a la puerta, espero un par de segundos. — Pase — escucho a través de la puerta lo que me da el valor de terminar de abrir y entrar Doy un ligero vistazo alrededor, estoy sorprendido por el cambio abismal que hay en todo el lugar, es muy obvio como cambio todo, hay cuadros que antes no habían, retratos sobre el escritorio. Hasta los colores en tonalidades grises alrededor del lugar. Salgo de mi estupor cuando siento una mirada en mí, eso me hace sonrojar un poco aunque la barba gracias a Dios tapa esa parte. — Puede sentarse señor Charles, no lo llame por nada malo — me dice con voz dulce aunque lo que más me sorprende es que sepa mi nombre Pero optó por ignorar ese aspecto a lo mejor lo leyó en los datos que están guardados en el computador, asiento para luego tomar asiento en la silla frente al escritorio. — Bueno señor Charles, lo llame precisamente porque creo que usted sería la persona idónea que me podría confirmar algunas cosas — me comenta con una ligera sonrisa en su rostro Me calmo visiblemente a raíz de sus palabras.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR