Sebastián me dio una tarjeta mientras mi cerebro trataba de procesar lo que él me estaba diciendo. ¿Yo? ¿Modelo? —Es una buena broma, Sebastián. Te agradezco que me quieras ayudar, pero no es para tanto. —No estoy bromeando —él rechazó la tarjeta cuando se la quise regresar —. Por si no sabes, hoy en día no todas las modelos tienen que ser delgadas, existen mujeres curvys que arrasan en la pasarela. Tú eres muy bonita, solo que hay que pulirte un poco y arreglarte. Estoy seguro que mi manager va a darme la razón. Además, no tienes nada que perder; en el peor de los casos solo te rechazan y te vas. Sebastián tenía la razón, además necesitaba trabajar de alguna manera y obtener ingresos. No quería depender de la mensualidad que Alexandra había destinado para mí, puesto que no deseaba sent

