5 Cassie —Qué mojada estás, Cassie. ¿Todo esto es por mí? —susurró. No sabía si la humedad que cubría mis piernas era por él, pero ciertamente era gracias a él. Jamás me había portado así. Nunca dejé que un hombre que no fuese Charles me tocase más allá de un simple apretón de manos. Ciertamente, jamás había permitido que un hombre se tomara las libertades que le estaba dando al señor Maddox. Claro, yo nunca, nunca me había sentido como cuando él me tocaba. No. ¡Esto era una locura! Estaba pensando en él como si realmente me hubiera besado y puesto las manos encima antes, pero no lo había hecho. Ni siquiera le había puesto los ojos encima antes de la cena. Había sido un sueño: tan solo el mismo sueño por cuatro noches; pero eran tan reales, tan parecidos. Tan maravillosos. Y ahora, de

