CAPÍTULO 10

1090 Palabras
Una tonta lágrima se desliza por mi mejilla. Me invade un sentimiento de bronca difícil de controlar. Pasé de sentir el peso del mundo sobre mis hombros a que éste me aplastara por completo. Jhan... arruinaste mi único recuerdo feliz, la única sensación hermosa que pude proteger de las garras de tu hermano. Y mira ahora... Prometiste para siempre y no fue así, no para ti. Camino de regreso a la mansión sintiendo un enorme vacío en el pecho; no pertenezco a ningún lugar, ya no hay nadie que sea mi hogar, mi remanso de paz. Mi familia tiene todo lo que necesita de mí: obediencia y dinero. Sin importar el costo de tales beneficios, aceptan sin cuestionar, siempre y cuando no falten. ¿En qué brazos puedo llorar cuando me siento rota? ¿Dónde ir cuando no quiero estar aquí? Marco se tomó el trabajo de esconderme del mundo exterior, de convertirme en su prisionera. Lo más cercano que tengo a una amiga es Karla, con la que prácticamente puedo hablar. Estoy sola. Y eso hace inevitable que me pregunte si vale la pena seguir viviendo de este modo... Absorta en mis pensamientos llego al ala norte donde descansa un hermoso piano de cola. Puedo ver mi reflejo en la superficie blanca impoluta del mismo. Corro el banquillo y me dejo caer en el, como tantas otras veces. Cuando toco puedo drenar todos mis sentimientos entre las teclas y sus melodías. Puedo volar sin dejar de pisar la tierra. Comienzo suave, melancólica y voy en aumento según los recuerdos van surgiendo ante mí. El primer beso que Jhan me robó fue en esa glorieta, estábamos leyendo un viejo poema que escribí de pequeña. Era algo simple y escueto, sin embargo propició el encuentro más hermoso. El de dos almas heridas que se unían en medio de la desolación para darse calor. Fue el primer momento en que sentí que mi cuerpo no me pertenecía y me encontré a merced de un éxtasis único y diferente. ¡Lo quería tanto! Las notas se tornan tristes; el puñal que llevo clavado en el pecho comienza a sangrar o... al menos así se siente. Todavía puedo sentirlo recorriendo mi piel con suma devoción, esa que solo un amor puro y verdadero puede otorgar. Cierro los ojos para conseguir que cesen las imágenes, para borrar su perfecta sonrisa de aquel día en el que me contó de sus sueños, de todo lo que lograría para que tuviésemos un mejor futuro. Aprieto con más fuerza, tanto que los párpados empiezan a dolerme; las manos siguen de memoria las notas en completa oscuridad. No me toques resuena su voz en mi cabeza, junto a la pieza que estoy ejecutando. Antes lo hubiera dado todo por una caricia mía. Hubiera burlado a los guardias, enfrentado a su propia madre y hasta a su hermano por una de ellas. Ahora no me ama, y todo aquello que nos unía se había esfumado. —River Flows in You- Yiruma— su voz hace que me detenga en seco— No sabía que fueses tan sentimental. — No sabía que los monstruos conociesen tanto sobre música. —Monstruo...— Ríe mientras muerde su labio inferior y agudiza la mirada— Hasta los monstruos tienen un corazón. Tal vez fui demasiado lejos esta vez. —No quise... — Si quisiste, siempre quieres Nissa. Buscas la manera de herirme sin comprender que yo puedo hacerlo mucho más— me da la espalda y termina — Prepárate, hoy a la noche saldremos a bailar. Después de todo, Jhan decidió que los negocios pueden esperar. Apoyo la cabeza en el piano haciendo que suene. Es un buen momento para que me trague la tierra. Parada frente al closet de Marco, rebusco entre las prendas algo apropiado para una salida como la de esta noche. Todavía el coctel de dolor y furia se agita desde mis entrañas haciéndome balbucear por lo bajo. Voy a escoger algo sexy, algo que nunca antes se me hubiese imaginado usar. Me miento a mi misma fingiendo que lo hago para subir mi destruido autoestima, no obstante sé que lo único que deseo es que Jhan no pueda dejar de mirarme. Que sufra. Tomo en mis manos un vestido corto de purpurina, ya que tiene un hermoso color entre rosado y dorado gold. Su cuello en bote cayendo sobre mis pechos, realzan la parte superior de mi figura, entre tanto las delgadas tiras dejan al descubierto mi espalda. Los tajos pequeños en los laterales destacan mis muslos dándole mayor libertad para el movimiento.. Recojo mi cabello solo en un lateral y el resto lo dejo caer libre sobre mis hombros. Luego aplico una sombra muy suave en mis ojos y coloco un gloss en los labios para ultimar el outfit. Tengo por sabido que este atuendo puede lograr mi cometido o meterme en un enorme problema. Y es esa misma adrenalina la que me permite enfrentarme a esta noche. Desde el primer escalón puedo observar a Marco revisando impaciente el celular, mientras que Nirvana rodea con los brazos el cuello de Jhan y cotillea sobre vaya a saber Dios qué. Los tacones que se puso la dejan unos centímetros más cerca de su novio, haciéndolos lucir más a juego aún. Siento que mis piernas van a flaquear, pero no puedo darme el lujo de mostrar debilidad en esta salida. Por eso levanto el mentón y bajo las escaleras con prisa para mermar así la vergüenza. El rostro de Marco podría confundirse con el de una estatua; no sabría decir si eso es algo bueno o malo. Sin embargo puedo notar como se transforma el de Jhan cuando ingreso dentro de su campo visual. Su mirada se desliza con disimulo hasta mis muslos y noto el momento exacto en el que traga saliva, evadiendo por completo el contacto con mis ojos. — Nissa... estás hermosa— articula Marco con un tono lleno de sorpresa y amabilidad; si tan solo no supiese lo bueno que es actuando su papel, le creería. — Gracias mi amor. También te ves genial— las palabras suenan falsas en mi boca; aunque en efecto se ve sumamente guapo. Jhan me dedica su irresistible sonrisita ladeada y pasa su brazo por la cintura de Nirvana. Su piel dorada resalta aún más sobre la tela blanca de la falda. Tomo la mano de Marco sin darle tiempo a pensar y lo arrastro hasta la entrada para abrir las puertas. Si voy a sufrir... entonces todos lo haremos.
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