Capítulo 5

2214 Palabras
Narra Elías Miré a Tehuel en el recreo, estaba sentado con Juanma, Vicente y Mili, parecía que estaba entretenido con ellos, se reía mucho. Seguramente se aburría con nosotros, por eso no se había acercado desde que Mili se lo llevó cuando entramos. Por ahí éramos un poco aburridos, nosotros teníamos chistes que ya conocíamos desde siempre, ni siquiera teníamos que decirlos para empezar a reírnos. Miré a mis amigos, hablaban del juego que se había comprado Mati. Bueno, en realidad se lo habían comprado a su hermano, pero Mati se lo sacaba para que pudiéramos jugar nosotros. De repente, Tehuel me miró, sonrió y me saludó con la mano como si no nos hubiéramos saludado antes. Lo saludé también sonriéndole. Pensé que me gustaría pasar un poco más de tiempo con él, pero parecía que Mili no quería soltarlo y sus amigos aprovechaban eso. Las otras chicas también aprovechaban que ella se lo llevaba de un lado a otro, parecía que a todas les gustaba. Era simpático, era casi imposible que le cayera mal a alguien y, seguro, era copado con las chicas también. Vi que Mili le decía algo al oído y después me miraba riéndose, Tehuel sonrió, pero no parecía que se burlara de mí, al menos él, Mili siempre se burlaba de nosotros diciendo que éramos raros por juntarnos nada más entre nosotros y no con el resto del aula. —¿Te gusta Mili ahora? Es fea —dijo Mati. —Y pesada. Pero no la estoy mirando a ella. —¿Entonces? —A Tehuel. Se junta mucho con ellos. —Tehuel se junta con todos, Eli. —Ya sé... —No mientas, Eli, estás mirando a Mili. ¿No sabés que la mitad del grado gusta de ella? —se metió Tomi. —¿A vos también? Lo miré sonriendo, la cara se le puso roja y miró para otro lado. Mati y yo nos empezamos a reír. No sabíamos que seguía gustándole, nos había dicho que le gustaba cuando estábamos en segundo grado, pero no lo había vuelto a decir o nos decía que no le gustaba más. —No sabía que todavía te gustaba, Tomi. Me burlé, Mati se rio recibiendo un empujoncito de Tomi. Me seguí riendo, ahora era su turno de pasarla mal. Nos burlamos de él por un rato, después nos pusimos a hablar del chico nuevo. Tehuel nos caía bien a todos, no era creído y era fácil llevarse bien con él. Lo miré de nuevo, ahora pateaban una botella como si fuera una pelota con Juanma y Vicente, ellos dos siempre hacían lo mismo los días que teníamos educación física, empezaban a jugar antes de la hora que teníamos después del recreo. Cuando el timbre sonó, nos juntamos con ellos para esperar al profesor, Tehuel pateó la botella para hacerme un pase, pero negué con la cabeza, no me gustaba jugar al fútbol, me gustaba más el vóley o el handball, él me sonrió. —Dejalo, Tehuel, ¿no ves que es un marica que no juega al fútbol? —¡Vicente! —dijo el profe haciendo que lo miráramos—. ¿Qué son esas formas de hablar a tus compañeros? Que a Elías no le guste el fútbol no lo vuelve más o menos algo. Miré a mis amigos, intentaban no reírse, sabíamos lo que iba a decir el profe y no querían que los castigaran a ellos después. —Hoy te vas a quedar al lado mío como mi secretario, no vas a jugar a la pelota hoy. —¡No, profe! ¿Por qué? —Porque las acciones tienen consecuencias. Después de eso, nos mandó a trotar. Tehuel aprovechó para pegarse a nosotros en la entrada en calor. Siempre hacíamos ejercicios de a dos, a uno de nosotros nos tocaba con algún otro compañero. En los abdominales, Mati y Tomi se quedaron juntos mientras Tehuel me ayudaba a mí. —Siempre corrés de Juanma y los chicos cuando podés. —Es que no me gusta que hablen mal de los demás. —Seguro que dicen que somos unos raritos. —Tehuel asintió—. Siempre nos lo dicen. —Yo no creo que sean raros. Ustedes son los que mejor me caen. Paré de hacer los abdominales y sonreí mirándolo, él me sonrió también. Me alegraba que le cayéramos mejor que ellos tres, normalmente era al revés, Vicente, Juanma y Mili se juntaban con todos los nuevos, se hacían sus amigos y les hablaban mal de nosotros o de cualquiera que les cayera mal. No eran muy buenos compañeros, pero la mayoría del grado los defendían como si lo fueran. Quería que Tehuel se quedara con nuestro grupo, pero sabía que no se iba a negar a estar con los demás del grado, así que me quedé callado y seguí haciendo abdominales hasta que el profe nos hizo cambiar. —Tehuel, ¿tenés chicle en la boca? Tiralo ya. Lo miré, él sonrió, se levantó y fue a tirar el chicle. No me había dado cuenta que lo tenía, sabía esconderlo, al menos por un rato, las otras seños no se habían dado cuenta que lo tenía. Esperé a que volviera. Cuando volvió, se sentó en el piso como estaba antes, pero el profesor nos mandó a descansar mientras ponía conos para marcar una cancha. Estaba seguro que hoy íbamos a jugar al handball, no había puesto la red y la pelota que íbamos a usar eran más chicas. Eligió a dos chicas y a mí para que fuéramos los capitanes de los equipos. Elegí a Tehuel antes que a mis amigos, como era el nuevo y a las chicas parecía gustarle, tenía que elegirlo para saber cómo jugaba. A los siguientes que elegí fueron a Tomi y a Mati, como siempre. Empezamos a jugar después de elegir a todos. Mi equipo era el primero y jugábamos contra el de Victoria. No me sorprendió ver a Tehuel jugar bien, parecía que todo lo que hacía le salía bien. Las chicas que estaban esperando su turno nos alentaban a nosotros por primera vez, cada vez que estaba en un equipo, fuera el capitán o no, siempre apoyaban a los otros, a menos que estuviera en el equipo de Juanma, que no pasaba siempre. En realidad me ponía con él si no quedaba otra opción. Después de la primera hora, y de jugar algunos partidos, el profe nos dividió en grupos de nenas y varones. Como siempre, mis compañeros eligieron jugar a la pelota. Me aburría, pero si iba con las chicas, me iban a seguir molestando. Tampoco me podía sentar, el profe quería que jugáramos a algo en cualquiera de los dos grupos. —No te gusta, ¿no? —Me giré a Tehuel, no me había dado cuenta que se me había acercado—. Juanma dijo que sos buen arquero. —Creo que sí. Y no, no me gusta el fútbol, me aburre. —Bueno, podés ser mi arquero, entonces. —¡No, Tehuel! ¿Por qué lo vas a meter con nosotros? —Porque necesitamos un buen arquero. Miré al otro equipo, como pensé, estaban mis amigos ahí porque Juanma no los quería con él, querían ganar siempre. Aunque ni Tomi ni Mati jugaban mal como yo, prefería que estuvieran en el otro equipo. —¿Jugás con nosotros? —Bueno. Dije sin pensar mucho, miré a mis amigos, hablaban entre ellos mirándome de vez en cuando, como si me retaran. ¿Se habían enojado conmigo? Normalmente no lo hacían, nos conocíamos desde que éramos chicos y no nos juntábamos nada más entre nosotros, mis amigos tenían otros grupos. Mientras iba al arco, Juanma se seguía quejando con Tehuel por elegirme, pero él seguía diciendo que necesitaban un buen arquero si quería ganar. Jugamos hasta que el timbre de salida sonó, por suerte para mí, ganamos el partido, Juanma no me iba a molestar, ni se iba a enojar con Tehuel. Fuimos a agarrar nuestras mochilas y a formarnos como siempre, me acerqué a mis amigos. —¿Ahora sos amigo de Juanma? —preguntó Tomi. —Me pidió Tehuel que fuera. —Entonces, nos cambiaste por él, ¿no? —Dale, Tomi, no tengo que estar todo el tiempo con ustedes. —No se enojen, necesitaba un buen arquero —dijo de repente Tehuel. Lo miré, él sonrió y se metió un chicle Bubbaloo en la boca—. Juegan bien. —Ellos, yo solamente sé atajar. —Pero el arquero también es un jugador, —volvió a sonreír—, y vos sos muy buen arquero. Sonreí también con un poco de vergüenza, nadie me decía algo así todo el tiempo. Mis amigos no dijeron nada, solamente se formaron, Tomi atrás mío y Mati más atrás. Los chicos de séptimo grado bajaron la bandera, saludamos al director y empezamos a salir. Mientras salían los de séptimo, León vino corriendo conmigo y me agarró de la mano, normalmente salía conmigo como todos los hermanitos menores. Mati y Tomi se olvidaron de su enojo, ya me hablaban como siempre. Salimos hablando con Tehuel, intentando que mi hermanito no prestará mucha atención, no quería que le chusmeara nada a mamá. Cuando salimos a la vereda, vi a papá esperándonos con Sofi a upa. León me soltó la mano y salió corriendo, lo seguí caminando. Me gustaba que viniera papá a buscarnos, siempre nos compraba galletitas o golosinas para merendar, a mamá no le gustaba, pero ya no le decía nada a papá, ya se había acostumbrado a que nos mimara tanto, sobre todo a Sofi. En el camino a casa, papá compró golosinas y nos las repartió a los tres. Cuando llegamos a casa, León y yo tiramos nuestras mochilas en el sillón y nos sentamos en la mesa para merendar. Mamá nos sirvió la leche, yo saqué las galletitas que había elegido, León tenía una bolsa grande de caramelos. Merendamos mientras mamá nos revisaba los cuadernos y la carpeta, León tenía bastante tarea para mañana, yo solamente un par de hojas del libro, me gustaba tener todo listo en el colegio para no tener tarea en casa, las páginas eran las que había dejado la seño. Miré a papá jugar con Sofi mientras mamá ayudaba a León con su tarea. Terminé de merendar, agarré mi mochila y fui a mi cuarto. Dejé mi carpeta en el escritorio, el libro abierto en las páginas que nos mandaron y miré la hora, Tomi iba a fútbol a esta hora y Mati seguramente jugaba con su hermano, o se peleaban, cuando su mamá no estaba en su casa, no respondía los mensajes, no podía preguntarle a ninguno de los dos si no entendía algo, iba a tener que arreglármelas solo. Me puse a hacer la tarea, no era difícil, pero me tardé igual, papá ya estaba preparando la cena cuando terminé, León miraba dibujitos con mamá y Sofi. Decidí ir a bañarme antes que me dijeran algo. Cuando salí, ya estaba la mesa puesta y mis hermanos sentados esperando, me senté también al lado de Sofi, que jugaba con una muñeca. Pensé que podría haber traído mi celular, no sabía cuánto iban a tardar en servir la comida. Mi hermanito me miraba sacándome la lengua o me hacía caras para intentar molestarme, pero solamente me hacía reír. Después de cenar, me senté en el sillón, mi hermano estaba en su cuarto y mamá bañaba a mi hermana. Papá se sentó al lado mío cuando terminó de lavar los platos. Se acomodó como siempre y miró conmigo el dibujo que había puesto. —¿Qué tal la escuela, Eli? —Bien. —¿Seguro? A veces parecés un poco distraído, ¿pasa algo? —No. —Lo miré—. Es que entró un chico nuevo al grado. —¿Y qué pasa? ¿Te molesta? —No, se lleva bien con todos, hasta me puso a atajar en el equipo de Juanma. —¿Cuál es el problema, entonces? —Ninguno. Solamente me gustaría juntarme más con él, pero Mati y Tomi se enojaron un poco hoy y él se junta más con Juanma y Vicente. —Hablá con los tres, podés explicarles a tus amigos que querés integrar al chico nuevo y a él le podés decir que pueden pasar más tiempo juntos o preguntarle si quiere jugar con ustedes. Me quedé mirándolo antes de asentir, no había pensado en hablar con ellos, normalmente no hacía falta hablar mucho con mis amigos, nos conocíamos hacía tanto tiempo que sabíamos lo que pensaba el otro sin tener que decir nada, pero ahora podía servir para incluir a Tehuel. Le di las gracias a mi papá, me levanté y me fui a mi cuarto para buscar mi celular. Me tiré a la cama boca abajo mientras buscaba el grupo que teníamos los tres en w******p y escribí un mensaje, no sabía cuanto iban a tardar en contestar o si les iba a molestar que quisiera meter a nuestro grupo a Tehuel, siempre habíamos sido solamente nosotros tres, por ahí nos terminábamos llevando mal con él y arruinaba mi grupo. Decidí eliminar el mensaje esperando que no lo hubieran visto, bloqueé el celular y lo dejé al lado mío.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR