Capitulo 63

527 Palabras

Luego, con la garganta seca y los nervios apretando mi columna como si un cordón invisible me sujetara desde dentro, le hablé de mi cuarto. Le conté cómo ese espacio que una vez fue refugio, mi santuario personal, se había transformado en un sitio de extrañeza y tensión desde que Alastor apareció. Ya no era solo un cambio de atmósfera. Era como si cada objeto en la habitación cargara con una presencia ajena, como si las paredes mismas respiraran bajo un hechizo sombrío. Y entonces, cuando salí esa noche, me topé con las pinturas… Lo que debía ser inocuo —figuras estáticas sobre lienzos decorativos— se convirtió en un espectáculo grotesco y fascinante. Las imágenes, los paisajes, incluso los retratos antiguos de rostros anónimos... comenzaron a moverse. Bailaban. Me miraban. Las pincelada

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR