2:15 PM - Aeropuerto Internacional de Dubái, Terminal Privada... El jet de la familia Whitfield aterrizó con suavidad sobre la pista privada, con las ruedas tocando el asfalto caliente con apenas un rebote. Fátima miró por la ventana, observando cómo el paisaje de Dubái se extendía ante ella como espejismo dorado: rascacielos que perforaban el cielo azul brillante, el calor visible ondulando sobre el concreto, palmeras perfectamente alineadas a lo largo de las avenidas. «Dubái» —pensó, sintiendo cómo su estómago se contraía con una mezcla de nostalgia, anticipación y algo parecido al miedo—. «Tengo... tanto tiempo sin venir» El jet se detuvo completamente, y la azafata privada se acercó con esa sonrisa profesional que había perfeccionado durante años de servir a la aristocracia británic

