—Pero…—
—Silencio, Luisa .— Él gruñe mientras presiona un beso en la parte interna de mi muslo. —No quiero escuchar nada de ti a menos que sea 'más' o 'ya voy'. ¿Entiendo?— Él levanta una ceja, probándome a desobedecerlo y asiento en respuesta. ¿Me está ordenando que tenga un orgasmo? Dios mío, ¿quién es este hombre y puedo quedarme con él?
No Luisa , ciertamente no puedes. Un fin de semana.
Ese era el trato.
Sacudo la cabeza, intentando mantenerme en el presente y no obsesionarme con un futuro que no involucre la cabeza de Dominic entre mis piernas. —Bueno.—
El sudor comienza a gotear en mi frente a medida que él aumenta sus esfuerzos, y mis manos agarran las sábanas a cada lado de mí. —¡Oh Dios!— Los dedos de mis pies comienzan a curvarse y sé que estoy sucumbiendo a otro orgasmo qu
