Eren lo besó y fue un beso que William difícilmente podría sacar de su cabeza, en la tenue luz de la noche logró ver la delicada tela de la túnica que usaba para dormir y disfrutó de apreciar la forma sensual en que se traslucía su piel, su pecho, su cuerpo. Eren se había montado sobre él y mientras lo besaba meneaba las caderas haciendo que la hombría del alfa se despertará y le diera una sensación cada vez más placentera cuando sus bocas se separaron, William soltó un sonoro gemido y el omega se acercó a su oído. – Lo he decidido, consumaremos este matrimonio. – las palabras hicieron eco en su cabeza y sintió una punzada de dolor en su m*****o que estaba especialmente duro. Tenía muchas preguntas "¿Estás seguro? ¿De

