ESTAMBUL, TURQUIA.
Aysu preparó maletas.
Elif se quedó rígida cinco días después, ya de vuelta en Estambul, cuando vio las maletas siendo tomadas por los guardaespaldas y llevados al auto. Llevaba una semana de ausencia y no es que esperara que le saludara cada día, porque no eran un matrimonio normal, pero fue claro que la conversación que habían tenido en Mersin, lo cambió todo y no para bien. Creo una extraña brecha entre ambos que en vez de perjudicar a Elif, causó la sensación de estar parada sobre brazas. Si a él le molestó tanto el tema, fue porque realmente era grave. Ninguno de los dos se acercó al otro durante esa semana, ni siquiera para darse los buenos días. A veces estaba en casa, otras fuera y ella, aunque deseosa de preguntar, decidía callar.
—¿Cuándo se marcha?
—Ma
