CAPITULO 8-3

1031 Palabras
Cumpleaños. No era una forma de comenzar el día, pero, aunque tenía toda la actitud de aprender (y lo haría), el tema con Aysu cambió de forma radical en cuanto mencionó el apellido. ¿Ya había pedido maletas? ¿Tanta urgencia tenia de irse? Recordaba los conocidos cumpleaños de Aygul. Tenia una familia pequeña, dos hermanos varones y ella como la única princesa de la casa. Todo el mundo era invitado así que no había forma que Aysu se hubiera equivocado. —Entonces en ese caso ¿Podrías ayudarme con mis maletas? —Claro. Me pondré a ello mañana, sin problemas, señora. —Gracias, Aysu. Iba a subir a la habitación, pero era mejor aclarar el tema y, sobre todo, informar que iría. Estaba loco si pensaba poner un pie en casa de los Celik sin ella y menos con todos los rumores que giraban a su alrededor. Verlo presentarse allí, sin ella del brazo, era un disparo en la sien a su ya aplastada reputación de esposa que pensaba levantar a como diera lugar delante de los Celik. Se paró delante de la puerta del estudio y puso su mano en el pomo, pero parecía estar ocupado. —Mátalos entonces—lo escuchó ordenar—. Cualquier pieza en tu tablero que represente dudas, debe ser sacada de la jugada a como de lugar. Dile que en la Turk no aceptamos traiciones y que, para garantizar la lealtad de su familia, debe encargarse de eliminar sus raíces podridas. No me importa que sea su hijo, que le dispare igual si no quiere que toda su familia termine ahogada en el Bósforo. Hablaba de negocios por teléfono, pero en cuanto lanzó esa orden, terminó la llamada y dejó el celular en la mesa. Lamentablemente, sonó de nuevo al instante y la persona que llamaba tenía que ser atendida a toda costa. Elif no se quedó del otro lado cuando escuchó el saludo. “Merhaba, Aygul.” Eso fue lo que dijo y que definió que su esposa girara el pomo y entrara interrumpiendo su llamada, una que él decidió no terminar. Conectó sus ojos con los de Elif, a quien no veía desde la madrugada y continuó ocupado en sus asuntos, moviendo la pluma entre sus dedos, mientras escuchaba lo que tenía para decir. —Esperaba una confirmación de tu presencia el fin de semana. —Me tendrás en Mersin—aseguró ganándose una mirada furtiva por parte de su esposa, quien le pidió sin sutileza que cortara. No iba a ir a Mersin porque ella no estaba de acuerdo. Ruzgar sonrió y continuó—. Pensaba irme dos días antes, porque tengo que volver al día siguiente de tu fiesta de cumpleaños por ciertas ocupaciones, así que deberás disculparme si sientes que abandono la ciudad antes de tiempo. —No te preocupes, entiendo que estes ocupado. Quisiera extender mi invitación a Elif, pero creo que tiene problemas severos conmigo que espero no hacer más grandes. Inclusive, pensaba decirte que, si tu presencia representa algún problema, no tienes que sentirte obligado a venir. Se que la Kralice no ve con buenos ojos tu decisión de una segunda esposa que desde hace tiempo venimos conversando y.... —Elif no tiene opinión en esto—replicó aumentando la ira en los ojos de la mujer que parecía estar a punto de saltar sobre él—. Cualquier decisión que tome respecto contigo, es algo que dialogaremos solo entre tu familia y yo. No quiero tocar el tema del matrimonio ahora, si no hasta que me siente con tu padre a hablarlo. —Está bien. —Nos veremos en unos días en Mersin. Terminó la llamada y casi al momento, las manos de Elif se posaron sobre la mesa con ira ¿No tenía opinión en esto? Claro que tenía opinión en esto y no pensaba dejar que sus deseos fueran aplastados. —¿Tienes algún problema? —preguntó. —Muchos en realidad—respondió en el mismo tono señalándolo con culpabilidad—. Insistes en esta decisión absurda de casarte con ella aun cuando te he dicho que no lo acepto, que me niego rotundamente a ello. ¿Qué no tengo opinión? Vivirá en mi casa, se sentará en mi mesa y se follará a mi marido ¿Y todavía te atreves a decir que no es de mi interés? Estas siendo egoísta e insensible. Ruzgar entrelazó los dedos sobre su regazo y se encogió de hombros, restando importancia a su reclamo. Sus desentendidos ojos fueron la gota de combustible que encendieron las ganas asesinas de Elif le cortarle la garganta con las uñas. —Soy un hombre de soluciones. Hace varios meses vives en mi casa, te sientas en mi mesa y el mundo dice que eres mi esposa porque hicimos una ceremonia que ninguno de los dos disfrutó. Alá sabe que yo iba a cumplir mi parte, no porque me agrades Aksoy, si no como un favor a una persona que valoro y porque sentí lastima de tu situación—explicó siendo un poco cruel en el proceso. Su dedo índice golpeó la mesa en forma de énfasis—. Ver tu realidad te ha hecho despertar, pero ¿Qué pasa si el día de mañana vuelves a la actitud del ayer? Yo no volveré al pasado donde caminabas como un fantasma en mi casa ni tampoco intentaré persuadirte del futuro fatal que podría esperarte. Mi casa se mantendrá intacta, con una esposa y un heredero cuando tu realidad te consuma. Y suponiendo que esto no pase, no veo problemas en… —Yo veo todos los problemas del mundo, Arslan. No quiero a esa mujer en mi casa. No quiero compartir mi comida, las recamaras y menos que todo el mundo diga que comparto también a mi marido y menos en mi posición de desventaja cuando todos rumoran que…—no pudo completarlo y cambió de tema de forma radical antes de perder el control—. Esa boda no pasará y tampoco iras a Mersin, a menos que sea conmigo. Quítale de la cabeza a Aygul Celik, que será una Arslan. Envíale una felicitación de cumpleaños y ahórrale la decepción.
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