ANKARA, TURQUIA.
VEINTE AÑOS ATRÁS.
El dinero no siempre lo era todo.
—Yo no quería hacerlo, Jamal. Te dije que quería quedarme con mis hijos en Dayarbair. Nuestro hogar estaba allá. Behirham no se siente conforme aquí, Samir extraña a sus amigos y…
—No uses a nuestros hijos como pretexto para esto, Lina.
—¿Y porque tu usas tus negocios para ocultar la verdad? —preguntó con un nudo en la garganta. Su marido solo pudo ver sus ojos dentro de aquel niqab color n***o. Nadie, salvo él y sus hijos, podían ver lo que escondía debajo y es que los Al-Fayed eran una familia adinerada muy religiosa y tradicional, por lo tanto, Lina escondía su rostro dentro de aquella tela y resguardaba los preceptos de Alá más que nadie. Solo su marido podía apreciar esos lindos cabellos oscuros que escondía
