MERSIN, TURQUIA. No hay nada más ofensivo e inofensivo que la lengua. Todo depende de como se use y para su mala fortuna, Isel Celik tomó el segundo camino. Sus manos temblaban contra el suelo mientras veía sus uñas pintadas de un intenso color carmesí que hacían juego con la sangre que escapaba de su muñeca. No sabía que dolía más, si la herida o el corazón ardiéndole en el interior de rabia y miedo. A diferencia de Elif, tardó en comprobar que nada de lo que predomina en la Turk, puede durar para siempre. Su cuerpo pareció estar en medio de una tormenta de nieve, porque tembló de impotencia e ira contenida. Solo quería que Elif terminara muerta. ¡La odiaba con toda su alma! Si la Kralice no hubiera jugado a la justa y piadosa, ahora Aygul estaría casada con el hombre que amaba, si

